6 enero 2016
6 de Enero Día de los Catequistas nativos y del IEME

¿Cómo decir al mundo que Dios es un océano de misericordia?
¿Cómo decir a los que no le conocen que Dios siempre les lleva en su corazón?
¿Cómo demostrar a los pecadores que Dios está permanentemente con los brazos abiertos dispuesto al perdón?
¿Cómo convencer a los enfermos de que Dios sufre con ellos como un padre ante el hijo desahuciado?
Son preguntas difíciles de responder, porque las palabras siempre se quedan cortas. Sólo desde las acciones, llenas de amor, las preguntas encuentran respuestas.
Gracias a Dios, por todas partes, hay personas que derrochan misericordia. Entre ellas, destacan los catequistas nativos en los países de misión. Ellos son los pilares de la evangelización: reúnen a la comunidad para celebrar la Palabra en ausencia del sacerdote, atienden a los enfermos y a los pobres, preparan a los catecúmenos y están disponibles para llevar el evangelio a los que no conocen a Jesús. Así lo recordaba hace pocos días el Papa Francisco en Uganda: «Ustedes enseñan lo que Jesús enseñó, instruyen a los adultos y ayudan a los padres para que eduquen a sus hijos en la fe, y llevan a todos la alegría y la esperanza de la vida eterna».
Son auténticos líderes que desbordan ternura en cada una de las actividades que realizan durante las veinticuatro horas del día.
Su labor en las misiones es polifacética, así lo expresa Felipe, catequista de la República Dominicana: «Visito 14 comunidades. Les doy una charla sobre el agua, las vacunas a niños y adultos… Entre 50 o 60 personas celebramos la Palabra de Dios. Damos catequesis los sábados. Una vez al mes viene el sacerdote y celebramos la ´misa normal´, también preparamos al bautismo». Además atiende a 24 niños en la escuela, carente de recursos materiales y pedagógicos, pero rica en gestos de amor.
En los lugares de conflictos violentos el testimonio de los catequistas es heroico: muchas veces tienen que asumir el riesgo de levantar la voz ante las injusticias, exponiendo la vida. Los campos de la misión han sido regados abundantemente con la sangre de estos mártires. Así lo recordaba hace pocos días el Papa Francisco en Uganda:»
La respuesta a las preguntas más difíciles está en los gestos más humildes, que son a la vez los más elocuentes: nacer en un portal, caminar junto a la gente, acariciar a los niños y a los que sufren, compartir el pan y la palabra, perdonar al enemigo, decir la verdad y estar dispuesto a dar la vida por los demás.
No conocemos la reacción de los Magos cuando contemplaron a Jesús, pobre y desamparado. Pero seguro que, durante el retorno a sus hogares, muchas preguntas que antes les torturaban encontraron respuesta y, lo que es más hermoso: una nueva forma de entender la vida se proyectó en sus corazones. Atrás quedaron el incienso, el oro y la mirra; hacia delante, un nuevo proyecto de vida basado en el amor y la misericordia.
También hoy agradecemos el ejemplo que nos brindan los 150 sacerdotes españoles del Instituto Español de Misiones Extranjeras, repartidos en 12 países y 3 continentes. Uno de ellos, Francisco González Jiménez, misionero en Mozambique que pertenece a nuestra Diócesis. Sus vidas son un testimonio silencioso y fecundo de misericordia.
Esta campaña tiene como objetivo ayudar a la formación de los catequistas y a los servicios que estos sacerdotes del IEME desarrollan en las periferias del mundo. Con nuestra oración y ayuda también somos portadores de la alegría del evangelio en los confines de la misión.
Pedro Jesús Mohedano Santibáñez -Delegado de Misiones de Coria-Cáceres
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