2 marzo 2016
Bienaventuranzas en Cuaresma

Para cualquier tarde de esta Cuaresma.
Ante un Sagrario o frente a cualquier imagen de un Crucificado.
Abriendo, si lo tienes, el Evangelio por los capítulos 5 y 6 de S. Mateo.
Pinchando el «audio» del corazón, puede que escuches, sin palabras, cosas como éstas:
- Felices quienes ayunan y recorren el camino de la Cuaresma con una sonrisa en el rostro, porque es bueno para su salud y es capaz de sanar la amargura y la tristeza de los otros.
- Felices quienes, en Cuaresma, y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo, de los programas basura de la TV, de los chismorreos y de la indiferencia, porque mantendrán limpia y oxigenada su mente y abierto y libre su propio corazón.
- Felices por eso y por mucho más, quienes permiten que la Palabra de Dios vaya suavizando su corazón de piedra, porque ellos tendrán su corazón en paz y el mundo se irá llenando de sensibilidad, de ternura y de compasión, en un mundo que valora y utiliza tanto la violencia.
- Felices los que responden con comprensión y misericordia ante el pecado de los demás, porque actúan como lo hizo Dios con ellos, que fue compasivo y misericordioso, cuando ellos pecaron.
- Felices quienes creen en el perdón y perdonan, porque se sanarán sus heridas y dejarán de herir a los demás, construyendo así un mundo reconciliado.
- Felices quienes se «vengan» de los otros devolviendo bien por mal, atención por indiferencia, cortesía por desconsideración, amabilidad por grosería ,afecto por rencor, porque serán perfectos como el Padre es perfecto e irán calentando poco a poco la frialdad de este mundo.
- Felices quienes, antes de juzgar a los demás, descargan encima de una mesa las alforjas de su vida, porque se aplicarán su propia medicina y no les quedarán ganas de enjuiciar la vida de los demás.
- Felices quienes, viviendo en un mundo lleno de ruidos e información tantas veces contradictoria, hacen un hueco en su corazón para la Palabra de Dios y para su propia conciencia, porque no se dejarán llevar de «lo último», lo «progre» lo «políticamente correcto», lo «que se lleva» y apoyarán su vida en pilares seguros.
- Felices quienes cierran su puerta a la tristeza, a la desilusión y al desencanto y la tienen abierta a la belleza, a la esperanza y a la solidaridad, porque entenderán y vivirán de verdad lo que significa la Resurrección de Cristo.
- Felices, en fin, quienes emplean sus manos, su mente, sus pies, en el servicio gozoso de los demás, porque estarán haciendo posible el estallido de la primavera y, cada día, los hombres verán en ellos la presencia viva y palpable del Señor Jesús resucitado.
¡¡¡FELICES, SIN MáS COMENTARIOS, QUIENES SE DECIDEN A VIVIR COMO CRISTIANOS!!!
Paco Neila
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