Cáritas del arciprestazgo de Granadilla celebró un día de convivencia

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La tarde del día 8 de junio fue la elegida por los miembros de Cáritas de nuestro arciprestazgo de Granadilla para llevar a cabo el encuentro anual de convivencia. Si en un primer momento se pensó que esta reunión tuviera lugar en el convento de las Batuecas, ese desierto carmelitano que durante siglos se convirtió en foco de espiritualidad para todo el norte de la diócesis de Coria, dada las reformas que actualmente se están llevando a cabo, se optó por enmarcar la cita en la localidad de Robledillo de Gata. El cambio no parece que fuera en vano, puesto que no olvidamos que a los pies de la localidad gateña se hallan las ruinas de otro faro evangelizador, cual es el convento de los ángeles, que quiere la tradición que fundara San Francisco de Asís y en el que estuvo de guardián San Pedro de Alcántara, el gran penitente que holló con sus plantas la totalidad de los pueblos del arciprestazgo de Granadilla.

A la cita, arropados por los párrocos don Agapito y don Juan Pedro, a los que se uniría don Jesús Moreno, Delegado Diocesano de Cáritas, acudieron miembros de los grupos locales de Ahigal, Santibáñez el Bajo, Abadía, Granja y Cerezo. Tras la oración en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, se dio paso a un recorrido de contenido artístico y cultural. Y mucho tuvimos que ver, puesto que no en vano Robledillo de Gata goza de la categoría de conjunto histórico. Todos los asistentes nos deleitamos en la contemplación del magnífico templo renacentista, con sus maravillosos retablos, con la inigualable sacristía y, por supuesto, con la belleza del Santo Cristo del Sepulcro con el que cada año se revive la crucifixión en uno de los actos más entrañables de la Semana Santa extremeña.

Tras la posterior visita a la ermita del Cordero Místico, nos perdimos por la magia de las calles de un pueblo, cuya arquitectura se ha detenido en el tiempo. Y, por lo que nos atañe a su contendido de caridad, se hizo una obligación el acercarnos a lo que fue la vieja enfermería del citado convento de los ángeles, en la que destacan sus interesantes esgrafiados, al que subían los frailes a procurar el remedio a sus maltrechos cuerpos y a donde llegaban los menesterosos de la zona en busca el alimento material y espiritual.

Puesto que nos caía al paso, un alto necesario fue Descargamaría, el famoso pueblo de los vinos que cantara Cervantes en «El licenciado Vidrieras». Allí nos aguardaba la iglesia de San Juan el Hospitalario con su sorprendente retablo que, por las postrimerías del siglo XVI, ejecutara el maestro Lucas Mitata.

Terminamos la fructífera jornada de convivencia con una merienda en el parque de Cadalso y con las ilusión de que actos como el de este día se conviertan en más habituales. Y, por supuesto, con el deseo, de que a próximas citas se nos unan los grupos parroquiales que, por diversas circunstancias, no nos acompañaron en esta ocasión.

Justa Paniagua, Coordinadora de Cáritas del Arciprestazgo de Granadilla

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