Clausura del “Año de la vida consagrada”- Memoria agradecidas de nuestros mártires en Montánchez

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En una preciosa y fría mañana de invierno, el 16 de enero de 2016, la Vida Consagrada de la diócesis de Coria-Cáceres, se puso en camino para celebrar uno de los eventos más significativos del estrenado 2016: la clausura de «Año de la Vida Consagrada». El señor obispo, don Francisco, que había tomado la iniciativa, nos acompañó en todo momento y elogió a la vida consagrada en los casi setenta miembros que participaron. Como es habitual en él, dio reiteradas muestras de reconocimiento, de gratitud y de cariño. Tan gozoso y colorista acontecimiento tuvo lugar en la hermosa villamontanchega. Un pueblo que alberga una rica historia y patrimonio cultural, y entreses más preciados tesoros, las reliquias del joven ángel, religiosos y mártir claretiano. Reclamo, más que justificado, para celebrar la memoria agradecida de los numerosos mártires de la Vida consagrada. La CONFER diocesana puso en marcha toda su ilusión y creatividad orquestando una rica sinfonía de carismas. En un estupendo y cálido salón, el párroco, don Luis, nos dio la bienvenida, contextualizando la celebración en el centenario del montanchego ángel, el joven beato, religioso y mártir. Regaló a cada uno un ejemplar del libro del beato. Acto seguido tomó la palabra el presidente de la CONFER, Antonio Herrera, que agradeció a don Francisco su invitación a celebrar el hermoso evento para la Vida Consagrada y recordó el lema de la programación de CONFER: «Beber de las fuentes, salir al camino y dar lo contemplado».

El señor obispo por su parte, nos regaló una rica conferencia, no sin antes agradecer la disponibilidad del párroco, la presencia de don Florentino y del numeroso grupo de religioso y religiosas allí presente. A modo de introducción, aludió al Papa Francisco en sus conocidas consignas para la vida consagrada: «Salir a las periferias, agradecer el pasado, vivir el presente con pasión y proyectar el futuro con esperanza. » Señaló que en el Cenáculo se dan las dos claves de la Vida Consagrada: la Eucaristía y el ponerse de rodillas al servicio de los hermanos, como Jesús, que se pone a los pies de la humanidad. Agradeció al papa Francisco el haber presentado a la Vida Consagrada como profecía. Manifestó su visión de la Vida Consagrada como»la misericordia de Jesús a través de miles de rostros que dicen al mundo cómo sabe Dios». Una expresión hermosísima. Su conferencia se vertebró en cuatro ejes, parafraseando la «Bula de la Misericordia» del Papa Francisco: · Los diez salmos de la misericordia. · Las parábolas de la misericordia. La historia de las congregaciones como parábolas de la misericordia. · Los santos de la misericordia. · Las obras de misericordia, contrarias a la autorreferencialidad. · María, la misericordia de Dios. Seguidamente, el señor obispo, invitó a dar el testimonio de los mártires y de la vida martirial de los institutos seculares y congregaciones religiosas allí presentes. Fue entonces cuando comenzó el desfile de carismas, a modo de la explosión del colorido en la primavera. Como flores de diversos colores con una sola fragancia, la de Jesucristo. Testimonios conmovedores de tantos hombres y mujeres que, con o sin derramamiento de sangre, ofrecieron generosamente su vida perdonando y amando. Al hilo de los testimonios, el señor obispo recordó una frase de san Juan Pablo II: «Los mártires nos dicen lo serio que es ser cristianos».

El segundo momento tuvo lugar en la Parroquia de san Mateo con una solemne eucaristía. Concelebraron con el señor obispo religiosos presbíteros. Fue muy hermosa la unión de la Vida Consagrada con la feligresía montachega, especialmente con cara juvenil de niños, adolescentes y jóvenes. Toda la liturgia se focalizó en la memoria agradecida a los mártires, por el testimonio de la espléndida misericordia en tantos miles de mártires del pasado y del presente. Por la fortaleza y la alegría que siguen contagiando en la grandeza de su perdón y de su ofrenda sin reservas en medio de la violencia quelas rodeaba. Sus testimonios, avalados por la fuerza del Espíritu Santo, jalonan nuestro peregrinar por el camino de la misericordia. El broche final lo puso una comida fraterna amenizada por un grupo de jóvenes con sus alegres bailes. Los vecinos de Montánchez, con su párroco don Luis a la cabeza, nos honraron con su compañía. Muchas gracias. Las maravillosas vistas de los paisajes, armonizados por un limpio cielo azul, gritaron al finalizar en encuentro lo grande que había estado el Señor con todos nosotros. La alabanza y el agradecimiento fueron nuestra respuesta.

CONFER- Coria Cáceres

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