5 junio 2014
«El atrio de los gentiles quería invitar a la sociedad a mantener viva la pregunta sobre Dios» D. Melchor Sánchez de Toca Alameda

D. Melchor Sánchez de Toca Alameda, subsecretario del Consejo Pontificio de la Cultura, continúa el VI Congreso Teológico Pastoral de la Diócesis de Coria-Cáceres con la ponencia «Diálogo con los alejados: el Atrio de los Gentiles».
Pinceladas de la ponencia:
Qué es el atrio de los gentiles?
Desde que el papa Benedicto XVI lanzó a la iglesia esta invitación, abrir atrio de los gentiles, y desde que el pontificio consejo de la cultura lo ha transformado en un proyecto concreto, ha tenido mucho éxito.
El «atrio de los gentiles, de las naciones, de los pueblos o de los paganos» es el modo en el que se conoce un espacio que rodeaba el templo de Jerusalén. En tiempos de Jesús, el atrio de los gentiles era una explanada enorme de casi 700 metros cubierta de pórticos por los cuatro lados. A este espacio podían entrar los gentiles o incircuncisos, los que pertenecen a los otros pueblos.
Este atrio es importante para nosotros porque es el que frecuentó Jesús, donde enseñó muchas veces, el espacio que Jesús purificó, echando por tierra las mesas de los cambistas. Cita a Jr 7, que denunciaba haber convertido el templo en cueva de ladrones. El templo se había convertido en un lugar de culto totalmente vacío, por lo que se ha privado de su fundamento, que es Dios. Pero también cita a Is 56: «mi casa será casa de oración para todas las gentes».
Benedicto XVI, comentando la purificación del templo: «en la estructura del templo, en el atrio de los gentiles se halla el espacio abierto que invita a todo el mundo a adorar al Dios único. La acción de Jesús subrayaba la espera del pueblo… y a la vez abre el atrio a la común adoración de todos los pueblos». El Papa no propone un espacio neutro para hablar con los gentiles, cuanto abrir un espacio sagrado, la Iglesia, para acoger aquí a los que no creen, pero que buscan a Dios.
Se piensa en personas que conocen a Dios sólo de lejos, aunque sea para ellos un dios desconocido.
Cuando el Papa Benedicto XVI propone el atrio de los gentiles:
- Habla de la increencia, con la que también hay que tener un diálogo. Con las que hay que tener una atención pastoral, de acogida y de búsqueda.
- Se habla de la atención de los no creyentes en el contexto de la nueva evangelización. A veces el no creyente se asusta porque ante las palabras de evangelización se siente como objeto de algo que no quiere ser, de ahí la necesidad del máximo respeto a la libertad y voluntad del destinatario, pero llevando de la mano al encuentro de Dios, que sólo dependerá de él el descubrimiento.
- El Papa parece dirigirse a aquellos que no se contentan con el craso materialismo, que no se cierran a la trascendencia, sino que buscan a tientas a Dios. La cuestión de Dios, sigue estando presente en ellos, aun sin saberlo. Esto excluiría al ateísmo planfletario y cerrado a cualquier tipo de diálogo, o sea, a un fundamentalismo ateo, militante y beligerante.
- Todo se puede resumir en la cuestión de la búsqueda de Dios. La prioridad será hacer presente a Dios en este mundo y abrirlo a él.
Una sociedad que se preocupa sólo de las cosas penúltimas y no de las últimas se vuelve totalmente aburrida.
Con el atrio de los gentiles Benedicto XVI quería invitar a la sociedad a mantener viva la pregunta sobre Dios. También el Papa Francisco tiene este objetivo: salir de si mismo nos hace bien, permaneciendo en la inmanencia y el egoísmo la humanidad saldrá perdiendo.
El antídoto ante el inmanentismo es el salir hacia el otro, aceptar el diálogo con el otro. Un proceso de apertura y aventura.
¿Esto pone en duda las certezas? Hoy se piensa que no ponerlas en cuestión es ser fundamentalista, pero lo que se pide no es que se renuncie a la fe, sino a verificar que lo que he tenido siempre como mi fe no sea simplemente producto de la costumbre y no de la verdad.
En el fondo tanto ateos como creyentes tienen dudas de fe: «¡y si después no hay nada»!, «¡y si resulta que después hay algo!». «La duda lleva al creyente a romper el hielo con el que duda y al que duda con el creyente» -Benedicto XVI. El agnóstico no puede contentarse con no saber si existe o no Dios.
Los agnósticos que no encuentran paz en la búsqueda de Dios a veces están más cerca del Reino que los creyentes rutinarios.
La búsqueda de Dios no termina, nunca lo voy a abarcar. Una fe que no se piensa constantemente se desvanece. Una verdad sólo se mantiene, como una amistad, sólo si se busca constantemente.
El texto del sacerdote y poeta italiano, Davide María Turoldo, se ha convertido en lema del Pontifico Consejo para la Cultura: «Hermano ateo noblemente pensativo, en busca de un Dios que yo no sé darte, atravesamos juntos el desierto, de desierto en desierto vayamos más allá de los credos y allá donde la palabra muerte tenga fin nuestro camino».
Jesús Luis Viñas
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