24 abril 2023
El trabajo es para la vida

El 28 de abril la Diócesis de Coria-Cáceres celebra de la Eucaristía en la Concatedral de Santa María a las 22 horas, con el lema «No a la siniestralidad laboral». Organizada por la Plataforma Iglesia por el Trabajo Decente, HOAC y la Delegación Episcopal de Pastoral Obrera. También el próximo 1 de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo
Debido a los cambios recientes, el trabajo se asocia cada vez más a la idea de ser un simple “modo de ganarse la vida”, y se dejan a un lado otras cuestiones como ser un verdadero “camino para la realización personal”. El trabajo ofrece dignidad a la persona y un propósito, pero ha de realizarse en condiciones idóneas.
El salario que se obtiene por el trabajo debe permitir sacar adelante la propia vida, la familia y la sociedad. El trabajo debe cumplir al menos dos objetivos: poder obtener los recursos necesarios para vivir y mejorar la sociedad en la que se realiza.
«Los pobres son, en muchos casos, el resultado de la violación del trabajo humano, bien porque se limitan sus posibilidades (desocupación, subocupación), bien porque se devalúan los derechos que fluyen de él, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajo y su familia» (Benedicto XVI CV,63).
Miguel Ángel González Sáiz es el delegado de Pastoral Obrera
¿Cómo ve la situación en el mundo laboral?
Seguimos teniendo un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad, que perviven incluso en tiempos de crecimiento económico, intensificando la precariedad y las posibilidades de estar en situación de desempleo. Así, a pesar de que se está generando empleo, las condiciones laborales siguen sin ser dignas, lo que hace que muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consiguen salir de la pobreza. Quedan demasiadas situaciones de vulnerabilidad, de derechos vinculados al trabajo en nuestro país. Hay millones de personas trabajadoras que siguen sin poder acceder a un trabajo decente. Las condiciones de trabajo siguen siendo de carácter precario para miles de personas trabajadoras, fundamentalmente para las mujeres y para las personas jóvenes. No se está garantizando el acceso a un trabajo decente al medio millón de trabajadores y trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular.
Centrándonos en el tema de la siniestralidad laboral de este 28 de abril, considero que es un escándalo que dos personas trabajadoras mueran todos los días en nuestro país, como resultado de no garantizar la seguridad y salud en el trabajo.
¿Qué logros se han conseguido y en qué se tiene que seguir trabajando?
Los últimos avances en el mundo del trabajo, fruto de la negociación y el acuerdo social, han supuesto políticas concretas que, siguiendo las orientaciones de la Organización Internacional del Trabajo, atienden a una recuperación centrada en las personas y en el trabajo decente. El alto paro estructural nos exige trabajar por la creación de empleo para garantizar el derecho al trabajo. Es necesario seguir vigilando y regulando las condiciones laborales para que éstas sean decentes. Un compromiso que debe fortalecer cada uno desde su responsabilidad y su misión, el gobierno y los agentes socioeconómicos, en un contexto inflacionista de subida de precios que no pueden soportar los salarios de las personas trabajadoras.
En cuanto a lo que celebramos este 28 de abril afirmamos que “el trabajo no es para la muerte, sino para la vida” y, por tanto, nos resulta inaplazable que este tema se incorpore a la agenda política, se atiendan las causas que provocan esta “tragedia tan extendida”, en palabras del papa Francisco, y se busquen soluciones a este drama de tantas familias trabajadoras, que se puede evitar.
Decente, digno… ¿qué espera la Iglesia del trabajo? ¿Qué reivindica para todos?
En nuestro compromiso como Iglesia por el Trabajo Decente, en este 28 de abril y en el próximo 1 de Mayo, defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia que reivindica: La igualdad salarial por razón de género; creación de empleo juvenil de calidad; que las personas empleadas de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras; la regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular; la promoción de un entorno de trabajo seguro: con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de proyectos preventivos que doten a las trabajadoras y trabajadores así como al propio entorno de trabajo, para que éste sea seguro; el acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan acceder a un empleo. Reclamamos, junto al papa Francisco, el trabajo “especialmente trabajo decente y no de cualquier modo”, como garantía para la inclusión, el desarrollo y la dignidad de las personas.
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