El valor de la sangre

El jueves, once de diciembre, el Padre Paulino Hernández Recio, sacerdote misionero de la Preciosa Sangre de Cáceres, dirigía el Retiro de Adviento a los sacerdotes, religiosos y religiosas de la Vicaría de la Zona Norte en San Nicolás de Bari, como ya lo había hecho anteriormente con los de la Zona de Cáceres. De una manera muy sencilla, presentó unas ideas propias del espíritu de su congregación, que nos sirvieron para aplicarlas en nuestra vida. Podemos ver estas reflexiones:

El Papa Francisco, nos invita a no quedarnos tranquilos en nuestros templos; hemos de ser personas esencialmente misioneras, con un corazón sin límites. Todos somos responsables de la misión que Cristo nos ha confiado, participando así de su liderazgo y siempre con una actitud de servicio hacia los demás. Para ejercer el ser líderes, hemos de escuchar la voz de Cristo, el grito inquietante de la sangre, que nos hace salir de nuestras casillas, evitando así la comodidad. La fuerza de este grito necesita una espiritualidad, propia de ese grito, que nos haga salir a las periferias. Una espiritualidad en constante conversión para seguir las huellas del Redentor.

En una segunda charla, habiendo visto ya el valor de la sangre, el padre Paulino sigue mostrándonos la importancia de la misma. Esta sangre con tanta fuerza, que nos impulsa en la vida y nos abre hacia los demás, es digna que la admiremos y es de una gran belleza, porque nos hace preciosos a los ojos de Dios. Por su sangre derramada en la Cruz, hemos sido liberados, amados y queridos por Dios, por tanto, somos preciosos a los ojos de Dios.

¡Necesitamos este espíritu, para llegar a ser sacerdotes y cristianos comprometidos, capaz de salir de nuestro entorno, nos lleve a las necesidades de los demás y nos haga felices en la vida!

Román Fernández Martín