#HazMemoria #HMLaicos “Una empresa cristiana no puede permitir que las personas no sean el centro”

Jose María Abreu, empresario de la construcción

¿Cuánto tiempo llevas dedicándote a tú profesión?

En realidad, nacimos con esta profesión ya, puesto que nuestra empresa es familiar y viene de la época de mi abuelo y mi padre. Luego, trabajando profesionalmente en activo llevo unos 30 años, con algún intervalo de parón por mi época de labor social en el extranjero.

¿En qué te ayuda ser empresario?

Realmente tienes muchas satisfacciones pues eres tú mismo quien genera tus oportunidades de negocio. Trabajas en lo que quieres y te gusta y por tanto cosechas el fruto de lo que siembras.

Es verdad que no es un camino fácil ni sencillo, pues también tienes muchos problemas, y a los tuyos propios se unen tanto los de tu empresa y tus trabajadores. Aunque te da una autonomía para poder también realizar otras muchas actividades.

¿Cómo es tu empresa ahora mismo?

El espíritu y la filosofía de la misma no ha cambiado desde la generación anterior. Lo que sí han cambiado, y por las circunstancias de la vida, han sido los métodos y la realización de los trabajos. En este momento es una empresa de 32 trabajadores, con todo lo que eso conlleva.

Como todas en nuestro sector, se echa en falta la mano de obra y repercute mucho el alza de los precios que ha habido, lo que ralentiza y paraliza muchos de los trabajos.

¿Y cómo se lleva a una empresa la misión cristiana?

Pues como en todos los factores de la vida, siendo tú mismo, con tus creencias y manifestando los valores que Jesús nos enseñó.

También tiene sus dificultades, pues no es sencillo compaginar a veces ciertas cosas, pero es verdad que la educación que recibimos en nuestro momento nos ayuda. La reflexión y la oración te ayudan a reencontrarte contigo mismo y eso los demás lo notan.

¿Hay cosas por las que una empresa cristiana no puede pasar?

En realidad, nadie debe pasar por nada, pues debería ser un mundo de valores, donde lo que se pudiera potenciar fuera eso, la responsabilidad de todos y cada uno. Pero es cierto que una empresa cristiana no debe dejar pasar que no se respete a las personas por encima del trabajo. Las personas deben ser el centro.

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