Francisco Cerro Chaves nuevo arzobispo de Toledo

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La Santa Sede ha hecho público, a las 12.00 h. de hoy, viernes 27 de diciembre, que el papa Francisco ha nombrado a Mons. Francisco Cerro Chaves, arzobispo de la archidiócesis de Toledo. Así ha sido comunicado por la Nunciatura Apostólica en España a la Conferencia Episcopal Española -CEE. Francisco Cerro Chaves es, en la actualidad, obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres.

Al mismo tiempo el Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Toledo, presentada por Mons. Braulio Rodríguez Plaza, conforme al canon 401, parágrafo 1, del Código de Derecho Canónico.

En rueda de prensa, Francisco Cerro Chaves, ha leído un comunicado en el que saluda a los diocesanos del Arzobispado de Toledo:

«Queridos hermanos y hermanas de la Archidiócesis de Toledo:

El Santo Padre Francisco me ha nombrado vuestro Obispo. Agradezco al Papa la confianza que deposita en mi persona y le expreso mi plena comunión con el Sucesor de Pedro. Entiendo que es voluntad de Dios y, por ello, la acepto con alegría a pesar de mi pobreza, confiando en Dios y en la Virgen María, que nos enseña a fiarnos del Dios de lo imposible. Apoyado en la gracia de Dios y no en mis fuerzas voy a vosotros como padre y pastor, hermano y amigo de todos, aunque siento dejar la Diócesis de Coria-Cáceres en la que he sido tan feliz.

Rezo por vosotros y pido a Jesús, nacido en Belén, ser reflejo del Buen Pastor, que conoce y ama a sus ovejas. «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» -Mt 20, 28. A ejemplo suyo solo quiero serviros y anunciaros el amor de Dios y de la Iglesia, especialmente a los necesitados, a los pobres y a los enfermos. Desde que fui ordenado sacerdote y después obispo he procurado ejercer el ministerio desde los sentimientos del Corazón de Cristo, así lo quiero seguir haciendo entre vosotros: ayudaros a conocer los secretos del Corazón de Jesús y a ver a las personas y los acontecimientos de la vida como Dios los ve, con amor misericordioso y tierno.

El Señor me envía a una Iglesia llena de historia, de vida y de frutos de santidad, con una gran tradición cristiana, con sacerdotes, religiosos y religiosas verdaderamente entregados a su vocación y laicos que trabajan con alegría e ilusión en la misión de la Iglesia. El papa Francisco nos recuerda siempre que solo podemos evangelizar desde la alegría, así podremos ser portadores de esperanza para el mundo.

Reconozco que es un regalo precioso del Señor suceder a monseñor Braulio Rodríguez Plaza, hermano y amigo desde hace muchos años en Valladolid, donde pude ser testigo, como sacerdote de ese querido presbiterio, de su abnegado servicio y entrega a la causa del Evangelio, de su fidelidad y de su cercanía. Querido D. Braulio, le saludo con afecto y gratitud, del mismo modo que saludo a los hermanos obispos de la Provincia Eclesiástica de Toledo, a los señores Obispos de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Sigüenza-Guadalajara.

A los sacerdotes del Presbiterio de Toledo os dirijo un saludo y os manifiesto mi especial cariño, cuento con vuestra ayuda fraterna que tanto necesito para ejercer este ministerio.

Saludo a los miembros de la Vida Consagrada y me encomiendo de modo particular a la oración de las comunidades contemplativas de nuestra archidiócesis.

No quiero olvidar a nuestros misioneros y misioneras que anuncian a Cristo en tierras lejanas, sirviendo a los pobres.

Saludo a todos los fieles laicos, a las familias, a los miembros de asociaciones y movimientos de apostolado seglar, a los catequistas, a los voluntarios de Cáritas, de Manos Unidas y a todos cuantos en la Iglesia sirven en cualquiera de sus tareas pastorales y apostólicas.

Saludo a nuestros niños y jóvenes y a quienes trabajan en su formación. Son el futuro de la sociedad y de la Iglesia, de entre ellos seguirán saliendo las vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras que necesitamos, también de familias cristianas.

Envío un particular saludo a nuestros seminaristas y a los formadores de nuestro querido Seminario, donde yo mismo recibí mi formación sacerdotal.

Saludo respetuosamente a las autoridades civiles, políticas, militares y judiciales.

Queridos diocesanos: Os pido que me sostengáis con la oración para que sepa servir a todos como Cristo, que entregó la vida por nosotros y por todos los hombres en la Cruz.

Me pongo bajo la protección y auxilio de la Virgen María, Nuestra Señora del Sagrario, de San Ildefonso y de todos los santos que nacieron o vivieron en esta Iglesia de Toledo. Un saludo y un abrazo para todos. ¡Feliz y Santa Navidad!

Cáceres, a 27 de diciembre de 2019, Fiesta de San Juan Evangelista

Francisco Cerro Chaves, Arzobispo electo de Toledo y Administrador Apostólico de Coria-Cáceres.»,

También ha tenido unas palabras para la Diócesis de Coria-Cáceres.

«Después de más de 12 años como obispo de Coria-Cáceres quiero empezar con un gracias. Quiero agradecer a todos los que han colaborado conmigo en estos años en Diócesis de Coria-Cáceres. Diócesis de mis orígenes. Quiero agradecerles a todos su cercanía, cariño y corresponsabilidad en la construcción del Reino de Dios.

He querido mucho a esta diócesis, el Santo Padre me envía ahora a Toledo, una Iglesia que conozco de mis años de estudio en su seminario, y a la que me entregaré como pastor, con todo lo que soy, igual que lo he hecho aquí.

En próximos meses tomaré posesión de mi nueva sede episcopal en una fecha que todavía no hemos acordado Mons. Braulio Rodríguez Plaza y yo. Lo comunicaremos en su momento. Mientras, seguiré siendo Obispo de Coria-Cáceres en condición de Administrador Apostólico.

Durante este tiempo, hasta mi marcha, seguiré trabajando codo a codo con la Curia, los sacerdotes, religiosos y religiosas y los fieles laicos en el desarrollo de lo programado en la diócesis.

Habrá tiempo también para la despedida tanto en Coria, como en Cáceres.

Es un momento agridulce, pues es humano sentir nostalgia y pena por abandonar un lugar en el que se ha vivido y compartido tantos años, pero también me siento feliz por seguir trabajando y a disposición de la Iglesia en donde se me necesite. Acepto este nuevo cargo, con la confianza en que tras conocer mi futura diócesis en profundidad, y sobre todo con la ayuda del Sagrado Corazón de Jesús, a quien he rezado mucho desde que he tenido conocimiento de esta nueva tarea encomendada por el Papa Francisco, espero poder desempeñar sabiamente esta tarea a la que me enfrento con una confiada esperanza.»

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