La parroquia de Galisteo homenajea a D. Gregorio

Gregorio, D. Goyo, Goyo… ¡bienvenido a nuestra comunidad parroquial!

Con estas palabras, tras el saludo de D. Florentino, comenzábamos la eucaristía el 24 de julio del año 2005, fecha en la que empezaste a “pastorear” el “rebaño” de Galisteo.

Y “tomados” de tu mano, como hemos expresado en nuestro canto, reconociéndote siempre como nuestro pastor y guía durante estos 18 años, hoy, en la festividad de la Ascensión del Señor a los Cielos, en la intimidad y sencillez de nuestra eucaristía del domingo, queremos dar gracias a Dios, contigo, por tus 50 años anunciando, no sólo con tus palabras, también con tu vida, la Buena Noticia del Reino de Dios.

En aquella fecha te decíamos: “somos tu nueva tierra de labranza. Encontrarás en nosotros fe unida a la tradición. Fe y tradición es una mezcla difícil de separar, porque, muchas veces, la fe se expresa en la tradición y la tradición es expresión de la fe… Pero en palabras de San Pablo: “ni el que planta significa nada, ni el que siembra tampoco, cuenta el que hace crecer, y el que hace crecer es Dios.

Y seguimos con las palabras del 2005: “tienes la suerte de realizar en la vida dos tareas que se complementan: la de sembrador-agricultor, literalmente, como suena, y la de “pescador de hombres”, literalmente, como suena.

Hoy, tras 18 años entre nosotros, añadimos una tarea más: “el haberte “enamorado” de África, así, literalmente, como suena. Y como compromiso de ese “amor”, impulsaste la creación de la Asociación “Ayuda a Zimbabwe”, uno de los países más pobres del Planeta.

Ya termino repitiendo el deseo del año 2005. Te decíamos: “dada la situación actual de la diócesis, es una suerte tener a nuestro sacerdote a una distancia que se cubre, en coche, en cinco minutos, porque lo importante  no es el lugar físico donde se viva, lo importante es que te sientas enviado, que tengas sentido de pertenencia desde hoy, 24,julio,2005 a nuestra parroquia, en definitiva, que nos quieras”.

No sabemos si esto se ha cumplido en ti a lo largo de estos 18 años; lo que si te podemos asegurar es que nosotros te QUEREMOS MUCHO, con mayúsculas y literalmente, como suena.

Si nos tienes que reñir, nos riñes. Si tienes que llorar, llora. Si tienes que reír, te ríes, pero hoy te pedimos QUE TE DEJES QUERER, con mayúsculas y, literalmente, como suena.

Por razones obvias no podemos abrazarte, por eso, acepta estas rosas, en ellas va el abrazo de todos los que estamos aquí y de los que se unen a nosotros en la distancia.

En esta fiesta de la Ascensión del Señor a los Cielos, nos conectamos con tu compañero y gran amigo Ángel con el que tanta vida compartiste y con el que celebramos en varias ocasiones la fe.

Goyo… Goyo…¡Adelante, siempre adelante! No tengas miedo aunque tengas días nublados e incluso con tormenta; vas a proclamar hoy en el evangelio las palabras de Jesús que nos dijo: “yo estaré con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo”

Damos gracias a Dios por haberte elegido para incorporarte “al grupo de los doce”. A ti por tu fidelidad a la llamada. A la diócesis por haberte enviado, a nuestra comunidad parroquial, en nombre de la Iglesia.

¡Felices 50 años de vida sacerdotal al servicio del evangelio!

¡Que Dios te bendiga!

Y, porque estamos de fiesta, cantamos el Salmo 125:“el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”

Grupo de Liturgia