Historia del Cottolengo por Domingo Rendo

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COTTOLENGO: PADRE ALEGRE EN EL CORAZON DE LAS HURDES -1950-2012

Dado el eco que ha tenido esta casa de la Providencia como es el «Cottolengo del Padre Alegre» en el corazón de Las Hurdes, situado entre las localidades de Fragosa, Martilandrán, junto a las aguas del río Malvellido, que recoge los numerosos arroyos y torrenteras que bajan del collado Aceituno, 1412 m. donde tiene lugar su nacimiento, siendo uno de los afluentes principales del río Hurdano, por la margen derecha en El Cerezal, donde desemboca. Rodeado de montañas y sierras, y bajo la mirada misericordiosa de la figura del Sagrado Corazón de Jesús, que domina desde un pináculo esta institución, el día 7 de septiembre de este año 2012, ha obtenido por sus méritos y dedicación a los más pobres y desahuciados la Medalla de Extremadura, como reconocimiento a una labor callada y silenciosa durante 60 años.

Ha sido una demanda ingente de personas e instituciones que se han sumado a través de la prensa, la radio y las redes sociales para expresar el afecto merecido y reconocido no solamente por los hurdanos, que expresaban sus sentimientos «…no tenemos dinero para pagarle lo que han hecho por nosotros», sino por muchas personas que a lo largo del año visitan esta institución benéfica, que permanece firme e indestructible no solo porque está asentada sobre roca de la época silúrica sino porque la Divina Providencia está solicita continuamente, protegiéndola contra todas las incidencias adversas.

Sería una deuda imperdonable como colaborador de la revista «Las Hurdes» cuyos antiguos fundadores fueron los obispos de Plasencia Francisco Jarrín Moro -1905, el secretario particular José Polo Benito, beatificado el 27 de octubre de 2007 por el papa Benedicto XVI, después de un periplo largo visitando Las Hurdes y haciendo tomar conciencia de la pobreza a instituciones, escritores, eruditos, hurdanófilos, en que vivían los hurdanos en aquellos años de primeros del siglo XX. Tiempos difíciles corrían por los tres valles hurdanos e idearon mentalizar a la sociedad para celebrar el I Congreso Nacional de hurdanos y hurdanófilos en Plasencia, durante los días 14 y 15 de 1908. Y años más tardes destacar el que fuera también obispo de Coria-1920-1926, primado de España y cardenal de Sevilla don Pedro Segura Sáenz, que acompañó al rey Alfonso XIII en la legendaria visita a Las Hurdes en el año 1922,visitando Fragosa y Martilandrán y el resto de Las Hurdes.

Por estas razones no seríamos justos olvidar y no sumarnos a la labor tan encomiable y sacrificada de las Hermanas Servidoras de Jesús que el 13 de enero año 1952 inspiradas en el lema de san José Benito Cottolengo: «….el servicio de Jesucristo en el hermano pobre y enfermo incurable formando con él una familia y alimentando su espíritu en la adoración constante al Señor en el misterio de la Eucaristía».El lema de san José Benito Cottolengo, nacido en el Piamonte italiano-1786-1842 adonde en 1926 el jesuita P. Jacinto Alegre y Pujals natural de Tarrasa-1874-1930 viajó a Roma y pidió al papa Pío XI una bendición para los pobres. Ese mismo año visitó la «Piccola casa della Divina Providencia», que había fundado en Turín el canónigo José Benito Cottolengo, donde él se inspiró y se contagió para fundar en Barcelona este tipo de instituciones caritativas.El obispo de Coria don Manuel Llopis Ivorra con la Madre Francisca después de la inauguración del Cottolengo el 13 de enero de 1952 y en 1961 la nueva Maternidad

El carisma de su fundador P. Alegre fue recogido también por la madre Francisca en Barcelona, apoyada por el P. Guim y el obispo de Barcelona don Manuel Irurita y Almándoz y decide ir a Las Hurdes en 1951 buscando el lugar más pobre y escondido para fundar un Cottolengo, llevada del carisma de sus fundadores. En Nuñomoral, es alojada ella y otra hermana en casa del párroco don Florián que le presta su ayuda y colaboración. El panorama que encuentra la madre Francisca es desolador, sin carreteras, sin agua, sin las más mínimas condiciones básica para vivir. La madre Francisca, impresionada de tanta pobreza y necesidad en el año 1951 colocó la primera piedra, donde no había terrenos hábiles para construir sino solo rocas y cuarcitas, en unos terrenos donde las máquinas no podían llegar ya que carecía de carretera, infraestructuras básicas, escasez de médicos, maestros. Con la colaboración y el tesón de muchos hurdanos de las alquerías de Fragosa, Martilandrán y el Gasco, forjados y curtidos en la dureza de labrar la tierra de sol a sol, como realzó el rector de Salamanca Miguel de Unamuno muchos años antes en su viaje a Las Hurdes en el año 1913,impresionado del paisaje, los meandros de los ríos, las laderas donde habían construido sus huertos, dejó para la historia esta frase lapidaria que se repite una y otra vez en casi todos los escritores noveles:«….si en todas las partes del mundo, los hombres son hijos de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres»

Por aquellos años había sido nombrado obispo de Coria Cáceres -1950-1977 don Manuel Llopis Ivorra, que en aquel tiempo alentó a las religiosas en su trabajo misionero, inaugurando con las autoridades provinciales la institución benéfico-social en el año 1952. Todos esos desvelos de las religiosas y las nuevas necesidades que iban descubriendo se materializó en el año 1961 en la construcción de un local anexo -Maternidad, con matrona y de una forma gratuita y sin distinción, incidieron en una humanización de las madres hurdanas, que la mayoría de ellas alumbraban en sus casas sin higiene y sin asistencia médica en la mayoría de los casos, pues algunas alquerías o pueblos no existían carreteras y los sanitarios cuando acudían ya era demasiado tarde. Todas estas circunstancias contribuyeron a erradicar el bocio, una enfermedad endémica, en el que abundan estudios de médicos cualificados, venidos de Salamanca y Madrid, entre ellos recuerdo el que realizó una eminencia médica en endocrinología como el Dr. Barros y el doctor Escobar del Rey. Los médicos, en especial don Ignacio Martín, con residencia en una de las casas que se construyeron por el Patronato en la Factoría del Jordán, en Nuñomoral, que con su experiencia era un bálsamo para los enfermos, atendía diariamente un Hospitalillo construido por las religiosas en el año 1970 dentro del complejo del edificio del Cottolengo, dotado de rayos X, y de instrumentos más rudimentarios. Después de pasar por las más graves penurias, sin subvenciones estatales, sin apoyos económicos fijos, solo viviendo de la caridad y de la provisiones, que el espíritu providente de Dios infunde en las personas y voluntarios que se ofertan a trabajar temporalmente de una manera altruista, esta institución sobrevive en el tiempo. Las Hermanas Siervas de Jesús confían diariamente en la Providencia aunque sus despensas estén vacías. Siempre surge ante la necesidad más perentoria una persona o grupo solidario, que alentados por el espíritu cubren esa necesidad urgente.También la presencia de jóvenes sacerdotes que normalmente iniciaban su ministerio en los pueblos hurdanos, ya que los obispos siempre tuvieron como prioritario en su Directorio pastoral atender a los lugares donde más abundaba la necesidad. Clero que atendía a los pueblos hurdanos, 1975 en la terraza del Cottolengo y personal docente

Me consta que nuestro actual obispo de Coria Cáceres don Francisco Cerro Chaves, ha instado en numerosas ocasiones a las autoridades autonómicas para que se hiciese público este reconocimiento de Extremadura, solicitando para esta institución la Medalla de Extremadura, que recibió en nombre del Cottolengo la hermana Virginia, pues ya en el año 2006 como motivo de celebrarse el III Congreso de hurdanos y hurdanofilos en Caminomorisco, todos los congresistas, alcaldes, autoridades locales y provinciales, al finalizar el Congreso se entregó una placa también a la Hermana Virginia donde constaba: «Cottolengo P. Alegre, premio Humanidad,2006».Entrega de la Medalla de Extremadura en el acto institucional del 7 de septiembre de 2012

Sería muy prolijo en enumerar las autoridades y personas ilustres que siempre atraídos por el encanto de la naturaleza que se divisa desde lo alto del Cottolengo giraban una visita para interesase por el funcionamiento de esta institución benéfica.

Desde estas líneas agradecer en nombre de los hurdanos la presencia de esta institución caritativa y que permanezca mucho tiempo en el corazón de Las Hurdes.

Domingo Rendo -octubre 2012

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