14 noviembre 2018
II Jornada Mundial de los Pobres

En esta sagrada Jornada Mundial de los Pobres que el Papa Francisco ha iniciado el año pasado como una convocatoria para toda la Iglesia y, al mismo tiempo, a toda la Humanidad, nuestra Diócesis debe acogerla, valorarla y, sobre todo, cumplir los objetivos que el Papa Francisco ha querido darle. Una sensibilización con los necesitados, con los pobres que son los preferidos de su corazón.
¿Cuál es el objetivo de esta Jornada?
1.- Hacer que los pobres no se queden fuera de la Iglesia, sino que entren con nosotros a compartir sus necesidades y la fe que nos ayuda a todos a vivir con los sentimientos del Corazón de Cristo. Es una jornada donde, oficialmente, no hay colecta, sino que se trata de una apuesta por la sensibilización que necesita nuestra sociedad para que los pobres. Que los necesitados, tengan su lugar aquí en la tierra como en el Corazón de Cristo y que también lo tengan en el Corazón de la Iglesia diocesana y en el corazón de la parroquia y, como no, en el corazón de la comunidad. Ya lo dijo Jesús: Pobres, siempre los tendréis entre vosotros.
2.- Que este dia, en la Eucaristía y en todas las actividades de las parroquias, se haga mención de la pobreza en que se vive inserta hoy tanta gente y, sobre todo, en el rostro de los pobres; así como preguntarse, una y otra vez. ¿Compartimos con ellos, con la frecuencia necesaria, para ayudarles a superar su situación? ¿Proponemos y apoyamos soluciones para, no solo paliar su situación, sino resolverla de forma definitiva? Muy bien está la caridad cristiana para acogerlos y ayudarles, pero mucho mejor está el buscar y proponer soluciones justas y necesarias para que la pobreza sea erradicada. En pleno siglo XXI no es de recibo esa división entre países ricos y países pobres porque ello está provocando esa emigración masiva en busca de un mundo mejor que los pobres piensan que existe, porque lo han visto a través de los medios de comunicación, que ese mundo mejor es posible allende sus fronteras y que, sin embargo, muchas veces, huyendo de infiernos se encuentran con infiernos peores.
3.- Es una Jornada para la esperanza. Es la característica que más falta a los pobres que vemos pidiendo en las calles o en las puertas de las iglesias. El que nos lanza a vivir esta Jornada es el Papa Francisco, que con su vida, su entrega y su ejemplo, está siempre cuestionando a toda la Iglesia para que vivamos con los pobres en «estado de sitio», es decir, sembrando de esperanza los lugares donde nuestros pobres viven en todas las periferias e intemperies de la vida.
Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres
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