18 diciembre 2014
Isabel Caballero minera y querida por todo el barrio

La parroquia de San Eugenio de Aldea Moret celebra todos los años las fiestas de Santa Bárbara, patrona de los mineros, y Santa Lucía, de gran devoción en el barrio. En torno a estas festividades también destaca el homenaje a alguna persona que haya trabajado con entrega y esfuerzo por el barrio y por la transmisión de la fe en el mismo.
El primer homenaje, hace varios años, fue para D. José Polo, párroco en los años 70 que promovió la evangelización y los derechos de los más desfavorecidos de la mina. También se ha homenajeado al que fuera el ATS más famoso del barrio, D. Juan Chanclón. En el aniversario de la muerte de Segismundo Moret, promotor de las minas, la mención fue para el templo que lleva como titular al santo que daba nombre a su padre y al que le tenía mucha devoción, San Eugenio.
Este año el homenaje ha sido para Isabel Caballero, «una minera de toda la vida», cuya generosidad y entrega por el barrio es más que conocida. Nunca el salón parroquial había estado tan lleno para un acontecimiento, lo que demostraba el cariño que todos le tienen.
Isabel no es de las familias pudientes, no es licenciada por ninguna universidad, no se dedica al arte de la política. Isabel es licenciada en entrega, cariño y lucha diaria. «El Señor y la familia son mis amores», destacó durante el homenaje. Quizá por ello, por ser una como las demás del barrio, todo el barrio estaba deseoso de homenajearla.
«Una vecina me dijo que por qué no preparaba a su niño para la catequesis» – eso era en la adolescencia – ahora, con sesenta y siete años, aún sigue dando catequesis. «El Señor nos ha regalado hasta ahora veinte años más de tu generosidad», destacaba Miguel ángel González, párroco de Aldea Moret, y es que Isabel lleva ese tiempo luchando contra el cáncer. «Un milagro andante, me dicen los médicos», reconoce ella. Todo sin dejar de participar en la HOAC, la catequesis, el taller solidario, la limpieza de la parroquia y luchando por la familia.
María, del taller solidario, destacó sus manos en la costura, capaces de componer tanto un disfraz, como un traje de fiesta o un vestido de comunión. Tampoco se olvidó de sus famosas roscas, más que conocidas en el barrio y apetecidas por cada uno de los romeros de la fiesta de Santa Lucía cuando llega el segundo domingo de mayo. «Nos cautiva tu sencillez», «eres una luchadora, que nos animas a los demás y nos enseñas cómo vivir en serenidad».
Los niños de primera comunión le regalaron cada uno una flor. Uno de sus nietos leyó la carta que una de sus hijas, que no pudo asistir al acto, le dirigía. Y, sin estar preparado, los mismos vecinos le sorprendieron con el regalo de un ramo de flores y hasta una enfermera, que conoce lo extraño de su caso, destacaba que «Alguien ha creído conveniente que aquí debes estar, no por ti, sino por los demás; y qué suerte para aquellos que has podido acompañar, enseñar y ayudar… Persona con coraje, paciente ejemplar, que, aun estando chuchirría, no te has perdido na’. Ejemplo para tus muchachinos, sus madres, amigos y to’ el personal. Sigue con tus cosas, tu tesón y aguante que éste, tu amigo, te ayude a tirar pa’lante».
Isabel, cómo no, al terminar invitó a todos a sus riquísimas roscas.
ENTREVISTA A… ISABEL CABALLERO
¿Desde cuándo participas en la parroquia?
Llevo toda la vida colaborando en la parroquia. Desde pequeña ya estaba en acción católica. Me satisface mucho hacer algo por los demás.
Estoy en el grupo de la HOAC, en el Taller Misionero, soy catequistas y si hay que limpiar se viene a limpiar.
¿Qué te mueve a participar en la parroquia?
Dios nos da todo el don, el Espíritu Santo te llama. Soy muy inquieta y me gusta colaborar. Además, si yo no lo hago, alguien tendrá que hacerlo. Es mi parroquia y tengo que estar ahí.
¿Cómo eres capaz de seguir adelante a pesar de padecer también una grave enfermedad?
Me gusta, por ejemplo, hacer las roscas de Santa Lucía y cuando las acabo digo: «Señor, hasta el año que viene», porque ni yo misma me lo creo, sabiendo lo que tengo. Tampoco muchos se lo creen.
¿Cuál es tu paga en todo esto?
Mi paga es que me da mucha alegría, me ilusiona. El Señor nos lo da todo gratis, por eso el granito de arena que él me ha dado, yo lo tengo que dar. Me sorprende cuando madres a las que yo di catequesis hace años quieran que se la dé también a sus hijos.
Para la gente que tiene tiempo libre, ¿qué les dirías?
Les animaría, porque si muchos se atreviesen a colaborar y participar se darían cuenta que ya no se puede dejar. Además, no se puede caminar uno sólo. Yo no podría seguir si el Señor no me ayudase. No podría caminar sola, estando más de médicos que de otra cosa, si el Señor no fuese conmigo… Creo que mi fe es grande porque mi vida es un misterio, sabiendo la enfermedad que padezco y que pueda continuar trabajando. Además, está la satisfacción de hacer el bien. Hacer el bien te reporta amistades que en los momentos duros te pueden acompañar.
Jesús Luis Viñas
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