Jornada por la Vida «El amor cuida la Vida»

20190331-jornada-vida

CELEBRACIóN DIOCESANA JORNADA POR LA VIDA. DOMINGO 31 MARZO EUCARISTíA 13 H. PARROQUIA NTRA. SRA. DE FáTIMA DE CáCERES

«Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios». Con este versículo de la primera carta de San Juan comienza la nota que la Conferencia Episcopal Española ha redactado con motivo de la Jornada por la Vida que organiza coincidiendo con la solemnidad litúrgica de la Encarnación del Señor y que este año tiene como lema «El Amor cuida la Vida».

En ella nuestros obispos nos recuerdan que el anuncio de la buena noticia del Amor de Dios, del que la Iglesia es depositaria, abre siempre a la esperanza, al tiempo que nos llama a manifestar ese amor a cada ser humano. Un amor que ha de revelarse en obras, padeciendo con el dolor ajeno y acompañando su soledad; en definitiva, un amor comprometido, libre de toda pasividad e indiferencia, que nace de la conciencia de la verdadera responsabilidad ante el otro y que cuida la vida y la acompaña en todas sus manifestaciones. Un amor así solo puede nacer de un amor más grande, el Amor incondicional y generoso de Dios; desde el que es posible crecer en la «escuela del amor», libres de falsos emotivismos y egoísmos, resituándonos en una nueva lógica- a la que con insistencia se refiere el Papa Francisco- capaz de transformar lo más profundo de nuestro ser, nuestro modo de ver el mundo, cómo nos relacionamos con él y especialmente la visión que tenemos de los demás.

Con esta nueva mirada, el amor se materializa en el cuidado del hermano, en el compromiso fiel que establece una alianza de amor con el otro; alianza que solo es posible desde el cimiento firme de Aquél que nos amó primero. Pues el Amor de Dios ilumina la verdad de toda vida humana, que siempre es un bien y por tanto digna de ser amada, acogida y reconocida, sin importar su fragilidad o su momento de desarrollo. El dolor y el sufrimiento transformados por el amor de Cristo dejan de ser un sinsentido y el cuidado fraterno en las situaciones de vulnerabilidad y enfermedad, la compañía y el apoyo, se convierten en presencia de Dios que humaniza nuestro mundo. A este respecto nos exhortan nuestros obispos: «Quienes formamos parte de esta sociedad, sus gobernantes, sus responsables y de modo particular quienes trabajan en el ámbito del cuidado y de la salud estamos llamados a responder con verdad a esta necesidad urgente de construir una sociedad basada en la confianza mutua y el acompañamiento en el servicio a la vida que llega también a los más necesitados y los alienta en su camino.»

«Esto significa de verdad amar la vida, anunciar que es un bien, celebrar su acogida y crecimiento y, mediante el testimonio, saber denunciar lo que la desprotege, la aísla, la abandona o la considera sin valor».

Todos estamos unidos en un único amor, llamados por Dios de forma personal a la Vida, pues recibimos como don nuestra existencia. Del mismo modo nos une un mismo camino, una tarea común, donde nadie ha de sentirse ajeno, sino partícipe de una llamada que nos invita a ser «Pueblo de la Vida». Comunidad fraterna que acoge y acompaña el don de la vida, transmitiendo esperanza con el testimonio de una profunda alegría, pues «comunicar el gozo de un sentido grande de vivir es la misión de todo cristiano»

Por eso los Obispos españoles nos exhortan e insisten en que «hemos de esmerarnos especialmente con «los pequeños», es decir, los más necesitados por tener una vida más vulnerable, débil o marginada. Aquellos que están por nacer y necesitan todo de la madre gestante, aquellos que nacen en situaciones de máxima debilidad, ya sea por enfermedad o por abandono, aquellos que tienen condiciones de vida indignas y miserables, aquellos aquejados de amarga soledad, que es una auténtica enfermedad de nuestra sociedad, los ancianos a los que se les desprecia como inútiles, a los enfermos desahuciados o en estado de demencia o inconsciencia, a los que experimentan un dolor que parece insufrible, a los angustiados y sin futuro aparente». La Iglesia, nos recuerdan, «está llamada a acompañarlos en su situación para que llegue hasta ellos el cuidado debido que brota de la llamada a amar de Cristo» que nos dice: «haz tú lo mismo» -Lc 10, 37.

Que María, nuestra Madre, de quien hemos recibido al Autor de la Vida, nos conceda la gracia de acoger en nuestro corazón estas palabras de nuestros Pastores y de ponerlas en práctica.

Secretariado de la Vida Humana. Delegación de Familia y Vida.

Quizás te pueda interesar

Nuestro obispo se estrena en redes

El obispo de la diócesis de Coria-Cáceres (@jpulidoarriero) desembarca en la red social «X» (anteriormente conocida como…

Círculo del Silencio por los derechos de las personas en prisión

Este jueves 28 de septiembre, se celebra una nueva edición del círculo del silencio de Cáritas Diocesana de…

Arzobispo de Malabo: Ahora toca colaborar con nuestras iglesias madres

Mons. Juan Nsue ¿Cómo se siente ante ese convenio de colaboración? Muchísimas gracias por esta ocasión de…

Scroll al inicio