2 marzo 2021
La mujer ante la pandemia: desempleo explotación desigualdad de oportunidades

La mujer sale más perjudicada que el hombre de la crisis económica fruto de la pandemia de la Covid-19. La situación se agrava todavía más para aquellas mujeres que son migrantes o que no tienen una formación académica. Así lo confirman María y Mamen, técnicos del programa de empleo y de migrantes de Cáritas Diocesana.
Uno de los casos más recurrentes en estos últimos meses desde que en marzo comenzase la pandemia del coronavirus y los meses más duros de confinamiento, a la luz de lo comprobado por Cáritas Diocesana es el de una mujer interna, migrante, donde sus derechos son vulnerados, sin días libres, derecho a descanso, prácticamente en un símil de «esclavitud» donde su libertad se ve coartada y con sueldos por debajo del salario mínimo y con jornadas maratonianas.
El Papa Francisco clama en Fratelli Tutti: «Entonces nadie puede quedar excluido, no importa dónde haya nacido, y menos a causa de los privilegios que otros poseen porque nacieron en lugares con mayores posibilidades. Los límites y las fronteras de los Estados no pueden impedir que esto se cumpla. Así como es inaceptable que alguien tenga menos derechos por ser mujer, es igualmente inaceptable que el lugar de nacimiento o de residencia ya de por sí determine menores posibilidades de vida digna y de desarrollo». -nº 121 FT
MUJERES MIGRANTES
«La mayoría de las mujeres inmigrantes que tenemos aquí en Cáritas están en edad laboral», afirma Mamen Gómez. Muchas de ellas trabajaban en servicio doméstico, algunas en situación administrativa irregular o incluso con permiso de residencia. «Ellas se han visto muy afectadas a nivel laboral al perder el empleo en el servicio doméstico, que ha decaído mucho. Las situaciones son variadas, bien porque los mayores han fallecido, o sus familiares han decidido llevarlos a una residencia o cuidarlos ellos mismos para protegerlos. También hay personas que han perdido el empleo y económicamente ya no pueden tener a una empleada en el hogar», sentencia Gómez.
No es solo se reduce a que la mujer inmigrante se queda sin empleo, sino que arrastra a toda su familia con ella. «Si ellas no ingresan, repercute en su familia, la que está aquí y la de origen, en su país, puesto que la mayoría de mujeres que atendemos tienen cargas familiares», detalle la técnico de migrantes de Cáritas.
Perder el empleo es más dramático si cabe en el caso de las personas migrantes, puedo que si pierden el empleo, también está peligro su permanencia en nuestro país. «La ley de extranjería está muy vinculada empleo, si cae el empleo sus permisos de residencia se tambalean o incluso no pueden acceder».
El perfil de la mujer migrante atendida por Cáritas Diocesana son mayoritariamente mujeres solas con hijos, aunque en los últimos años la realidad va cambiando. Ha habido un incremento, leve, de familias que vienen enteras, ambos progenitores y los hijos y de países como Colombia, Nicaragua, Venezuela».
LO QUE ES DE JUSTICIA, NO ES DE CARIDAD
La reivindicación de Cáritas es que no se soslayen los derechos de las mujeres migrantes. «En Cáritas hablamos de derechos, y es lo que ellas deben exigir, que hagan cumplir sus derechos como personas, como mujeres y sobre todo como trabajadoras», sentencia Gómez. «Hay muchísima explotación laboral en servicio doméstico, muy malas condiciones y solo por el hecho de que ellas, como se encuentran en situación irregular, son aún más vulnerables porque no tienen contrato laboral y en muchos casos no pueden o se atreven a denunciar». En ocasiones les ofrecen trabajos como internas por 600 euros al mes y algunas ceden por no dejar desprotegidos y sin ingresos a su familia de origen. «Además algunas para venir a España han contraído deudas cuyos intereses acaban siendo desorbitados cuanto más tiempo tarden en pagar», añade Mamen Gómez, técnico del Programa de Migrantes de Cáritas.
Por otro lado, las trabajadoras del hogar no tienen paro, tal y como explica María Pacheco del Programa de Empleo: «Es una de las reivindicaciones que tenemos, es una de las mayores injusticias para este colectivo de trabajadoras del hogar». El Estado ofreció la opción de un subsidio para aquellas mujeres que quedaran desempleadas en este sector por motivo de la covid, «pero en nuestra experiencia era dificilísimo de gestionar, ellas no sabían hacerlo y había una total desinformación y muchas no han llegado a cobrarlo. Además era una cantidad muy inferior a otros», concluye María Pacheco que recuerda que ellas son uno de los colectivos más desprotegidos junto con los autónomos.
El Papa Francisco afirma en Fratelli Tutti «Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite que pueda ser tratada como un objeto». -nº 24 FT. Cumplir legalidad, otorgarles un puesto de trabajo digno, salario digno y contrato, son condiciones fundamentales y que reclaman desde Cáritas y también desde la plataforma «Iglesia por el trabajo digno» de la que forma también forman parte.
Cáritas reclama para las mujeres migrantes su integración plena en la sociedad. «Son más que trabajadoras, son vecinas, amigas, personas con las que convivimos. SI hay prejuicios es porque no conocemos la realidad de las personas», afirma rotunda Mamen Gómez.
MUJERES EN EL PROGRAMA DE EMPLEO
En lo que va de 2021 -meses de Enero y Febrero, Cáritas Diocesana ha atendido en su programa de empleo en Cáceres a un 72% de mujeres. «En el programa de empleo siempre atendemos más mujeres que hombres», confirma María Pacheco, técnico del programa de empleo de Cáritas Diocesana. «De momento el porcentaje es más alto que en años anteriores», sigue Pacheco.
Actualmente han atendidos a 35 españolas de 61, mujeres con hijos y familias monoparentales -principalmente de madres con hijos a su cargo son las usuarias principales del programa de empleo, con edades entre 35 y 54 años y la mitad sin estudios, sin la ESO. El perfil se mantiene en este caso, con respecto a años anteriores, con un ligero aumento de mujeres españolas atendidas.
«Acuden a nosotros con un perfil mucho más diversificado», explica Pacheco. «De sectores como empleadas de hogar, el comercio, hostelería, autónomos… Personas con cierta edad que descubren que en su sector van a tener más dificultades para reincorporarse. Los que son más jóvenes sí que tienen más estudios, lo que les da más opciones».
Desde el Programa de empleo han notado que la brecha digital está muy presente entre las mujeres que atienden. «No saben realizar gestiones básicas, por ejemplo para pedir cita en las administraciones, los servicios han estado colapsados, no se atendía en los teléfonos, al no poder acudir en personas no sabían qué hacer. La digitalización es un tema que abordamos porque es fundamental», confirma María.
FORMACIóN EN EMPLEO COMO UNA NUEVA OPORTUNIDAD
«Trabajamos mucho las competencias claves para que puedan acceder a los certificados de profesionalidad», analiza Pacheco, que cuenta que las mujeres españolas tienen graves carencias en formación, «a partir de los 40, 50 años muchas no tienen estudios o solo disponen del graduado escolar -EGB, que en contra de lo que ellas creen, no les sirve para acceder a ciertos empleos, porque lo habitual es que se pida graduado en ESO y necesitan completar los cursos que les faltan para lograrlo».
Cáritas Diocesana las orienta y anima a que acudan al Centro de Formación de Adultos y realicen los cursos de competencias clave -tres meses que les capaciten para conseguir el graduado en ESO. «Tener la ESO ahora mismo es lo mínimo, si no, están desprotegidas», concluye María Pacheco.
Sin embargo algunas necesitan trabajar y no continúan los estudios para el graduado en ESO y se conforman con el curso de competencias clave, que les permite acceder a algunos certificados de profesionalidad, como el curso de formación de atención sociosanitaria en instituciones que ofrece el Programa de Empleo de Cáritas. «Hay demanda de este curso y se ven capacitadas para trabajar en este sector», prosigue Pacheco.
Desde el programa de Empleo de Cáritas solo piden igualdad en el trabajo para todas las mujeres: «el mismo salario, contrato, descanso, vacaciones, en definitiva, las mismas condiciones, tal y como dice la ley. «Esto es lo mínimo que podemos exigir, entendemos que tanto para empresarios y familias, los cuidados es una carga económica importante y no hay ayudas, si las hubiera, más personas se animarían a cuidar de los mayores en sus casas», confirma María Pacheco.
LUCHA POR LA IGUALDAD, JUSTICIA Y LA «MúSICA DEL EVANGELIO»
Casi al finalizar la Encíclica Frattelli Tutti, el Papa Francisco afirma que «Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer» -nº277, FT.
Cáritas Diocesana promueve el desarrollo integral de las personas, especialmente de los más pobres y excluidos, por desgracia, todavía, en numerosas ocasiones con rostro de mujer. Cáritas afirma que «con valores hay derechos». Si conseguimos que esos valores evangélicos estén «sonando» en nuestra sociedad como dice el Papa, estaremos más cerca de lograr la igualdad entre hombres y mujeres, de lograr que se respeten los derechos de todos, de estar más cerca del Reino.
Quizás te pueda interesar
Ernesto Brotóns Tena imparte el retiro de Adviento en Coria
El obispo de Plasencia, Ernesto Brotóns Tena, ha impartido el retiro de Adviento para sacerdotes, vida religiosa…
Celebra la tradición belenista en Cáceres
XXXI CERTAMEN LOCAL DE BELENES Organizado por el Excmo. Ayuntamiento de Cáceres y la Asociación Belenista, con…
Foro de Laicos potencia el primer anuncio
El pasado lunes día 4 de diciembre se reunió el Foro de Laicos de la Diócesis de…