10 febrero 2012
La parroquia de Santiago en Cáceres celebra misiones populares

Decir que la vida religiosa y de compromiso cristiano «está en baja forma», no es descubrir ningún secreto a nadie. Es la afirmación que, de una u otra manera, está en boca de creyentes y no creyentes. Unos para lamentarse y otros para alegrarse.
Quienes sentimos a Jesucristo como centro de nuestra vida, nos duele esta situación y, por eso, intentamos elevar nuestras oraciones confiadas al Señor, sin dejar de poner en práctica algunas actuaciones pastorales, sabiendo que ninguna es la panacea que resuelve todos los problemas.
Teniendo en cuenta lo antes dicho, la parroquia de Santiago el Mayor de Cáceres lleva algunos meses preparando unas Misiones Populares, cuyos actos centrales tendrán lugar los días 11 al 22 de abril del año en curso 2012.
Del 17 al 22 de enero, nos han visitado tres sacerdotes misioneros paúles, acompañados de dos Religiosas Hijas de la Caridad y dos seglares. Junto a algunos laicos y los Párrocos, hemos recorrido las calles y casas de nuestra demarcación parroquial, invitando a los actos principales de la Misión, así como presentando, con todo respeto y en libertad, las necesidades más urgentes, previas a la Misión, tales como visitadores, dueños de casa y animadores de las asambleas familiares.
Es que las modernas Misiones populares pretenden una conversión al cristianismo, para tomar conciencia de su responsabilidad bautismal. De ahí esas Asambleas Familiares, cuyos componentes han de reflexionar sobre determinadas materias, con la finalidad de conocer mejor a Jesucristo para, amándole de corazón, comprometerse en la transformación de las personas y la sociedad. Esa es la razón de preparar a personas que se ofrezcan como Visitadores, y estén dispuestos a ofrecer sus casas para que, en ellas se realicen estas Asambleas, así como dirigirlas.
El último acto de esta tercera fase preparatoria fue la ceremonia del ENVíO, celebrada, tanto en la barriada de S. Marquino como en el templo parroquial, el pasado domingo día 22, dentro de las Misas de 11 y 12,30. Fue emocionante ver cómo, ante un gran número de asistentes, unas cuantas personas se comprometían ante el Señor y la Iglesia, a ir casa por casa hablando de Jesucristo y entregando, además de una carta firmada por los Párrocos, la estampa y el díptico editados para este fin.
Sabemos que ninguna de estas acciones por sí mismas tienen valor alguno, pero con la gracia del Espíritu, que nos acompaña, se transforman en divinas, y la acción de Dios no puede fallar. En el nombre del Señor comenzamos los preparativos de la Misión y al mismo Dios seguimos encomendando el fruto espiritual de la misma, con la esperanza de que nuestra parroquia de Santiago, hoy tan deprimida, llegue a ser una auténtica parroquia evangelizadora y transformadora.
Juan Manuel Cuadrado.
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