Manifiesto del Día del Mundo Rural: La vida en los pueblos una respuesta para el planeta

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Desde los movimientos rurales cristianos somos conscientes de la realidad crítica que en este momento está viviendo el planeta. Una realidad provocada en gran medida por la mano del ser humano. Nosotros no queremos caer en ingenuidades, pero tampoco queremos caer en la desesperanza que inmoviliza porque estamos convencidos de que «no hay sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza» -LS 205 que poseemos las personas y esto hace que – por encima de cualquier sistema injusto que nos gobierne- «el amor puede más» -LS 149.

Por eso nos gustaría manifestar nuestro parecer desde el compromiso de trabajar por un mundo en el que la justicia y la paz sean patrimonio de toda la humanidad viviendo en comunión con el planeta. Y por ello decimos:

-Que vemos imprescindible un cambio radical en la manera de situarnos como personas ante el resto de la creación, lo cual conlleva en primer lugar una revisión de las actitudes que tenemos cada uno/a de nosotros/as para llevar a cabo una verdadera conversión ecológica y, en segundo lugar, un verdadero cambio de modelo social que supere el actual basado en el consumo desenfrenado e insolidario como si los recursos del planeta fuesen inagotables.

-Que no nos oponemos al legítimo desarrollo -tan necesario para nuestros pueblos, pero no asumimos cualquier desarrollo, sino solo aquel que sea «integral y solidario» -como manifestó el Papa Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio y también medioambiental -como ha puesto de relieve el papa Francisco en su encíclica Laudato Sí para que esa solidaridad sea también con el planeta y con las generaciones futuras. Es decir, que no queremos cualquier progreso y menos un progreso que consista en reproducir los errores del mundo urbano.

– Por eso creemos necesaria una transición ecológica que sea justa para no dejar al margen del desarrollo a los más pobres -y en este caso al Mundo Rural entre otras cosas porque no podemos separar el problema del medioambiente del problema de la pobreza ya que – como nos recuerda el Papa- no existen «dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. [Y por ello], las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza» -LS 139.

Este cambio y esta transición solo serán posibles si, como ciudadanos, tomamos conciencia de nuestra responsabilidad de salir a las calles de nuestros pueblos para ejercer una legítima presión social que haga que los responsables de la actual situación -gobierno y empresas asuman de manera urgente las medidas necesarias para frenar y revertir la actual situación.

Por último, queremos proponer algo tan necesario como el reequilibrio territorial porque la despoblación, además de ser un serio problema medioambiental, está provocando una excesiva concentración de las personas en mega-ciudades a costa de una disminución de la calidad de vida. Salgamos a la calle y digámoslo bien alto y bien claro… La vida en nuestros pueblos es una respuesta para el planeta.

Movimiento Rural Cristiano

Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos

San Isidro, 15 de mayo de 2020

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