Medio centenar de jóvenes se confirman en Ahigal

Es un hecho que venimos constatando, que cada vez que el Prelado visita Ahigal todo el pueblo se manifiesta como una explosión de fe. En una genuina metáfora, el rebaño siente el hálito del pastor, que a su vez insufla el ánimo ante el esperado hacer de la grey. Por ello, ya se ha vuelto repetitivo, aunque no por eso menos elocuente, el saludo de don Francisco Cerro: «Venir a Ahigal es encontrarme como en mi propia casa».

Y así ha ocurrido también en esta ocasión, cuando se ha desplazado hasta la localidad para administrar el sacramento de la Confirmación a medio centenar de ahigaleños, entre jóvenes y adultos. A ellos se unirían otros varios llegados desde los pueblos de Mohedas y Cilleros. Ni que decir tiene que la amplia iglesia de Nuestra Señora de la Asunción volvió a quedarse pequeña para el acto religioso, pudiendo casi sólo acoger a familiares y amigos de los confirmandos.

Monseñor Francisco Cerro fue recibido a la puerta del templo por el párroco de Ahigal, don Juan Pedro Pascual. Seguidamente dio comienzo la misa concelebrada, presidida por el Señor Obispo, al que acompañaron el citado don Juan Pedro, don Emiliano Domínguez, don Nicolás y fray Pedro Cáceres, dominico de Ahigal. El Coro Parroquial dirigiría los cantos, que fueron interpretados por todo el pueblo.

En la Liturgia de la Palabra tomaron parte, con sus correspondientes lecturas, las jóvenes Elena, Azucena y Cristina. Tras el Evangelio sería Justa Paniagua, en representación de los catequistas que han colaborado en la preparación del grupo, la que hiciera la Presentación de los Confirmandos. Con sus palabras hizo saber al Señor Obispo que quienes piden la confirmación se han preparado a conciencia y «han profundizado en el conocimiento de Jesucristo y en el Camino del Evangelio».

Seguidamente Javier Paniagua, en nombre de todos sus compañeros que iban a recibir el sacramento, hizo al Señor Obispo, la petición de ser confirmados, afirmando ser «conscientes del paso que damos y del compromiso que contraemos con Cristo y su Iglesia».

En su homilía el Prelado reflejó la alegría que siente la comunidad cristiana ante la petición de este grupo de «recibir el don del Espíritu Santo». Y, por supuesto, los animó a perseverar en el compromiso de la Fe y a colaborar en las actividades pastorales».

Puesto que era un acto preparado por los propios confirmandos, fueron ellos los que declamaron la Oración de los Fieles -Elisabeth, Adrián y Miriam y participaron en las ofrendas -Oscar, Jacinto, Mónica, Ismael, José Manuel, Fran y María. Junto al pan y el vino, pusieron a los pies del altar una vela encendida, símbolo de la luz del Espíritu Santo, y los libros de la confirmación, de los que se había ayudado para profundizar en el mensaje de Jesús.

Tras el acto religioso y las correspondientes fotos para el recuerdo, los confirmando departieron amigablemente con el Señor Obispo, que le hizo entrega a cada uno de ellos de un ameno libro de su autoría, y en su compañía participaron en un ágape de honor. Oídos los comentarios, todos eran conscientes de que este día queda marcado como una fecha que siempre se mantiene en el recuerdo.

José María Domínguez Moreno