Mons. Ciriaco Benavente preside la Misa Crismal en la Concatedral

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«Siento una singular emoción de estar ante este altar». Así se expresaba Mons. Ciriaco Benavente Mateos, obispo emérito de Albacete y quien fuese prelado de la diócesis de Coria-Cáceres durante 14 años.

Con el aforo completo, dentro de lo permitido, en la Concatedral de Santa María en Cáceres, debido a las obras de la Catedral de Coria que encaran su recta final, y rodeado de una representación del presbiterio, religiosos y religiosas y laicos, debido a las restricciones provocadas por la pandemia mundial del covid 19, Benavente vivió con los presentes una de las celebraciones más «significativas» para la Iglesia. «Esta celebración tiene una singular significación para presbíteros y para todos los diocesanos». El prelado se acordó también de aquellos que no pudieron asistir por las limitaciones: «todos hoy están presentes en esta Eucaristía, participando todos de un mismo espíritu, una misma misión evangelizadora -… que la distancia física no nos impida estar espiritualmente muy unidos», sentenció.

D. Ciriaco Benavente quiso también ofrecer consuelo y esperanza a los familiares que han perdido a sus seres queridos por el COVID 19 y tuvo un recuerdo especial para los sacerdotes fallecidos en el último año.

En la Celebración, se consagra el Santo Crisma que se usa en los sacramentos del bautismo, confirmación y orden sacerdotal y para la consagración de altares. Así como también se bendijeron los óleos que se usan en la unción de los enfermos y con los catecúmenos. Este gesto simboliza la unión de toda la Iglesia Diocesana. Cada arcipreste lleva esos óleos a las parroquias. Y de esta forma, en todas las parroquias de nuestra diócesis se utilizan los mismos óleos bendecidos por el obispo.

En su homilía, destacó la importancia de que la cuaresma litúrgica y física que hemos vivido por la pandemia, deseando que hayan servido para reflexionar y profundizar, hasta llevarnos a un pentecostés con «renovado afán apostólico» y pidió que todos seamos en el mundo «testigos de la obra de salvación de Jesucristo».

«El camino de la iglesia tenemos que hacerlo todos juntos, sinodalmente, como nos pide el Papa Francisco. La sinodalidad es el nombre de la Iglesia según los Santos Padres». Pidió a todos que tengamos un «olor especial», como lo tiene el Santo Crisma, para vayamos «ungidos» al mundo, en el que nos esperan «personas con el corazón vacío», a quienes la situación les está afectando ya duramente en distintos niveles: familiar, económico, laboral…

«Debemos cuidarlos con esmero, que se note la presencia del Espíritu, presencia que sigue ungiendo». La Misa Crismal estaba prevista para el martes 7 de abril, pero debido al coronavirus se pospuso hasta este domingo 28. Esta celebración recordó Benavente Mateos se celebra cerca de Jueves Santo, día de la Institución de la Eucaristía y sirve además como renovación de las promesas sacerdotales. Sobre los presbíteros, reconoció que, a veces, «no estamos a la altura debida», pero quiso que todos los fieles demos gracias también por los buenos sacerdotes que tiene la diócesis y que «no son noticia». «A los sacerdotes nos pasa como los aviones, dice el Papa, que sólo son noticia cuando caen», apostilló Benavente Mateos. A los jóvenes sacerdotes les pidió que sigan impulsando la iglesia con su energía y a los mayores que sigan siendo ejemplo por su historia.

Citó también a San Pablo en su segunda carta a los Corintios «no somos señores de nuestra fe, sino servidores de nuestra alegría«. Pidió una oración para que no falten sacerdotes a la Iglesia y también se unió a la oración de toda la diócesis por la llegada de un nuevo pastor para Coria-Cáceres.

Después comenzaron los ritos propios de la Misa Crismal. En el momento de la renovación de las promesas sacerdotales, los fieles son invitados a orar por él y por los demás sacerdotes y diáconos. Posteriormente se bendijo el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagró el Santo Crisma. Para la consagración del Crisma, al igual que en la consagración de la misa, todos los sacerdotes presentes extendieron la mano derecha, aunque no pronuncian la oración, que solo es declamada por el obispo.

Al finalizar la celebración, el administrador Diocesano, D. Diego Zambrano, quiso darle las gracias por su disponibilidad para celebrar la Misa Crismal en la que fue su diócesis durante 14 años, al haber quedado la sede de Coria-Cáceres vacante. «Cuente con la oración de esta Iglesia a la que tanto ha querido y seguro que sigue en su corazón», sentenció Zambrano.

Mons. Ciriaco Benavente agradeció el gesto y recordó que Coria-Cáceres siempre será su «primer amor». Preguntado por el nuevo pastor que espera la diócesis, dijo que está seguro recibirá «un gran obispo» y que espera que «no tarde mucho»: «Que le quieran como hemos sido tan queridos otros aquí en esta Iglesia».

Monseñor Ciriaco Benavente. -Foto Fernando Montes

Gracias a tusemanasanta.com por la retransmisión de la celebración. Puedes verla en su canal de youtube y en el de la diócesis de Coria-Cáceres

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