Mons. Renzo Fratini: «No he visto nada igual. ¡Ni en Italia!»

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Cáceres 24-4-2013

-Todas las fotografías, en la Galería

El Nuncio de Su Santidad, Mons. Renzo Fratini llegaba a la capital cacereña a las 19.00 H. Tras la acogida en el Palacio Episcopal, el Nuncio se dirigía a la concatedral de Santa María, recientemente restaurada. «Se ha quedado impresionado por la luminosidad y la belleza» destaca Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres y guía de excepción durante su visita. Es la primera vez que Mons. Fratini visita Cáceres, aunque ya estuvo en la Diócesis en la Clausura del Jubileo de la Catedral de Coria, el pasado 7 de diciembre. Antes de partir en comitiva hacia Fuente Concejo, ambos han rezado en la capilla del Santísimo Sacramento.

Orando en la Capilla del Santísimo

En su recorrido por la ciudad monumental, el Nuncio ha preguntado al prelado diocesano por el funcionamiento de la diócesis, el número de parroquias… A su llegada a Fuente Concejo los cacereños saludaban a Mons. Fratini, los más pequeños exclamaban algo sorprendidos y equivocados: «Mamá, ¡es el Papa!». Pero quienes sí sabían quién era el otro protagonista del día eran los periodistas. A las preguntas de estos sobre el fervor popular, exclamó: «no he visto nada igual. ¡Ni en Italia!». Algunos le preguntaban por la petición de las diócesis extremeñas para que la Virgen de Guadalupe pase a una diócesis de Extremadura, pero él, reconociendo que se trata de una cuestión complicada, aclaraba que lo importante es «la unidad de los cristianos», y ha añadido: «todos somos cristianos y lo de menos es a qué diócesis pertenezcamos».

Tras el saludo pertinente a todas las autoridades, el mayordomo de la Cofradía de la Virgen de la Montaña le ha hecho entrega de la medalla de la cofradía, que el Nuncio recibía con emoción y alegría.

Mons. Francisco Cerro y Mons. Renzo Fratini

Pero sin duda, la que más atención atraía, era la imagen de la Virgen de la Montaña, recibida en Fuente Concejo entre aplausos, vivas y vítores de alegría. Con el manto que le regaló la ciudad de Cáceres, y precedida por los miembros de la cofradías, y rodeada de flores blancas, la patrona de la ciudad era recibida por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas con el rezo de la Salve y el bastón de mando de la ciudad. Con la compañía de las bandas de música y un grupo de trajes regionales y sobre los hombros de los hermanos de carga, recorrió las calles de la zona monumental hasta la plaza mayor, donde el Nuncio de su Santidad le dedicó las siguientes palabras:

Te saludamos, Señora nuestra, de todo corazón.

Agradecemos profundamente a Dios

que te haya entregado a nosotros como Madre.

Virgen María, nos alegra que nos visites,

que vengas a estar con nosotros.

Tu rostro es para Cáceres«Ntra. Sra. de la Montaña»

bajo cuya protección materna se acoge este pueblo

que te aclama por celestial Patrona.

Madre de la Misericordia, mira a estos hijos tuyos

que te expresan su filial afecto

y ponen en tus manos sus deseos

y necesidades personales,

que te confían sus ilusiones y proyectos

ya eclesiales, personales, familiares o cívicos.

Mira el corazón de tus hijos

que quieren contemplar tu figura y venerar tu vida,

siempre modelo a imitar,

y camino que nos lleva a Cristo.

En este Año de la Fe,

tepedimos de forma especial

ohMaría, que ayudes a este pueblo tuyo

aredescubrir el camino de la fe,

a renovar su vocación a la santidad

recibida en el bautismo

yvivida en el fiel desarrollo de las diversas tareas

que ejerce cada uno

yque confluyen en el bien común.

Señora de la Montaña,

ayúdanos a entrar por la puerta de la fe

que se atraviesa acogiendo, con corazón limpio y libre, abierto y sediento,

la Palabra de Dios, llena de su gracia transformadora.

Señora nuestra,

que crezca en el corazón de tu pueblo

la confianza en el Dios que se ha revelado

en la Palabra que se encarnó en tu precioso seno, Jesucristo

ydecidirsea estar con el Señor para vivir con él

cumpliendo su voluntad, verdadera felicidad del corazón.

Tu que supiste decir «sí»a la voluntad de Dios,

concédenos un corazón puro

que no antepone sus propios criterios

a los planes de Dios,

sino que obedece dócilmente su Palabra

para hacerla vida en la propia vida, haciendo de ella «un culto agradable a Dios»-cfRm 12,1 para el bien de todos los hermanos.

Virgen de la Montaña

alcánzanos el milagro de vivir la alegría de la fe

así como el entusiasmo de comunicarla y profesarla con los demás,

comenzando en la propia familia,

primera trasmisora de la fe a través de la dedicación,

con tanta frecuencia

de las madres que transmiten

la experiencia y la sabiduría de una vida

vivida con dureza y sinceridad ante Dios.

Madre llena de misericordia, Salud de los enfermos,

dales la curación que ellos necesitan

y sobre todo el consuelo de que, unidos a ti,

su dolor contribuye

para que crezca en otros

el conocimiento de Dios que da la vida.

Santa María, enséñanos a todos

aencontrar en nuestra vida espacios

para «oír cada día la Palabra»,

reflexionarla y guardarla en nuestro corazón;

espacios para poder vivir junto a ti

en el silencio de lo cotidiano, de lo normal,

en la oración y en el diálogo con el Señor,

participando de la Eucaristía y sirviendo

con ilusión y corazón misericordioso a los demás.

Que así sea.

Ahora, la patrona de Cáceres espera la visita de los cacereños en la Concatedral de Santa María, a la que regresa tras las obras y donde permanecerá hasta el 5 de mayo. Mañana jueves comenzará el novenario.

Lorena Jorna

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