6 junio 2022
#HazMemoria #HMMayores “Nuestras residencias son hogares”

Carlos Carabias, director de la residencia de San Nicolás y la Inmaculada de Coria
¿Qué diferencia a una residencia geriátrica de la diócesis de Coria-Cáceres de una pública?
Nosotros nos centramos en lo que aportamos, nuestros valores. Las residencias diocesanas ofrecen un servicio muy definido en cuando su humanidad y a sus formas, poniendo en el centro a la persona, en muchos casos somos un salvavidas de urgencia. Donde no llegan ni los estamentos públicos, sí llegan nuestras instituciones. En los primeros momentos de necesidad de un mayor en riesgo físico, psicológico, social e incluso económico, las entidades públicas no pueden atender rápidamente por la necesaria burocracia. Nosotros, aunque nos resulta imposible atender a toda la demanda social, sí podemos y hemos actuado en todas esas situaciones de urgencia para estos mayores.
Nuestras residencias cuentan con profesionales y un proyecto muy definido en la humanización de la salud y la atención centrada en las necesidades del residente, adaptándose a las necesidades de nuestros mayores para crear un hogar y una comunidad.
¿Somos conscientes del problema que supone la soledad en los mayores?
La soledad es la causante de muchas enfermedades en mayores y del aumento de gravedad de las que ya tienen en otros casos. Los cuidados en residencias o en atención a domicilio no solo deben limitarse a cubrir necesidades, hay que activar la relación de acompañamiento y apoyo para que esa persona tenga sus necesidades psico-sociales cubiertas.
Nosotros pensamos que cuantas más personas participen en ese acompañamiento mayor será la estabilidad emocional del residente. Las residencias diocesanas tienen la labor fundamental de ser unidades de familia para cualquier persona, intentando que los mayores sigan en contacto con sus familias, con sus compañeros, con los profesionales y con el entorno que nos rodea.
Además, las residencias diocesanas, dentro de nuestra labor pastoral cristiana, en muchas ocasiones nos convertimos en lo más cercano a una familia que tienen, pues no disponen de familiares cercanos y que han estado durante mucho tiempo en soledad con todos los trastornos que esto supone.
¿Cómo se consigue que los mayores estén a gusto en las residencias diocesanas?
Antes de que surgiera como modelo aplicable la atención centrada en la persona, las residencias diocesanas contaban con un modelo de atención familiar, con escasos medios, pero basada en las necesidades de sus mayores. Como es lógico, seguimos teniendo nuestras carencias en instalaciones debido a nuestro modelo social, pero teniendo claro que el centro del proyecto es el mayor.
Nuestros mayores reciben nuestra confianza desde el principio, les integramos, les hacemos partícipes en todo momento de decisiones, hacerles ver que son importantes y que su autonomía es nuestra prioridad.
Ellos saben que “como en su casa en ningún sitio”, pero intentamos que sea lo más parecido posible. No pretendemos suplir a sus familiares, pero llegamos a tener a veces mucho contacto y apego con ellos. Cubrimos sus necesidades, compartimos el día a día y al final nuestras residencias se convierten en hogares, con un modelo de acompañamiento que ha de culminar en un centro de convivencia donde todas las necesidades físicas y afectivas del residente estén cubiertas.
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