5 febrero 2016
Nuestro obispo Francisco Cerro en la clausura oficial del Año de la Vida Consagrada en Roma

El 27 de enero el obispo diocesano partió a Roma para asistir al Encuentro Internacional de Vida Consagrada, el encuentro, organizado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, de la monástica masculina y Sociedades de vida apostólica, se desarrolló en la Ciudad del Vaticano hasta el 2 de febrero.
La Conferencia Episcopal Española asignó a don Francisco Cerro Chaves como encargado de las Nuevas Formas de Vida Consagrada -NFVC en la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.
Ya en Roma, el prelado diocesano, asistió junto con los obispos españoles al aula Pablo VI donde se sucedían las ponencias en la clausura del año de la vida consagrada. «Desde Roma con el Papa Francisco y con miles de consagrados y religiosos del mundo os bendigo de corazón, ellos que no han querido perderse a Jesús, lo mejor de la vida. Rezad por el fruto de la clausura del año de la vida consagrada» lanzaba nuestro obispo a través de sus perfiles en las redes sociales
El sábado 30 de Enero a las 09:30 h pronunció su ponencia en el marco de la primera sesión bajo el título: «Mirar al pasado con gratitud», dando algunas claves sobre la coherencia innovadora en continuidad con la tradición. Fue en italiano y en la casa generalicia de las teresianas fundadas por Osso.
Para el obispo, este encuentro fue un auténtico «pentecostés de vida consagrada«. El 1 de febrero, tuvo la oportunidad de encontrarse con el papa Francisco en la sala Pablo VI. «Inolvidable«, relataba nuestro obispo. «Hemos comenzado muy temprano rezando. Una mesa de experiencias de la vida consagrada nos reafirma en la vitalidad de estos hombres y mujeres intrépidos en el seguimiento de Cristo«. Después los obispos presentes saludaron brevemente a su Santidad.
El día dos de febrero fue la clausura oficial en todo el mundo de este Año dedicado a los consagrados, a la que se sumó nuestra diócesis con una celebración en Cáceres en el Santuario de la Divina Misericordia. Un año especial e intenso. Francisco Cerro puso el broche de oro: «Todo el pueblo de Dios seguimos rezando para que todos los consagrados nos digan a la humanidad como es el sabor de la misericordia del Señor. En esta festividad que la Iglesia celebra la jornada de la vida consagrada daremos gracias y pediremos un nuevo impulso profético para los que siguen a Jesús pobre, casto y obediente como buena noticia a los que sufren. Os bendigo de corazón.»
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