Querida Gabriela descansa en paz

Después de una vida larga, el sábado 21 de Abril en la localidad de Calzadilla falleció Dña. Gabriela Hernández Pérez a la edad de 109 años, habiendo recibido los Santos Sacramentos, lo hizo en su pueblo y rodeada de sus seres queridos que con tanto cariño y dedicación la han cuidado hasta sus últimos días.

La longevidad de Gabriela se debe probablemente a su naturaleza, pero seguro han tenido que ver mucho los cuidados de su sobrina Carmen y su sobrino político Juan, ellos eran los hijos que nunca tuvo, quienes han compartido su casa y su vida matrimonial con ella hasta el momento de su muerte. Sirvan estas palabras también de homenaje para ellos y para tantas personas que se ocupan del cuidado de nuestros mayores.

Hace unos días preguntabas a tu sobrina «hija ¿por qué duraré yo tanto»» y al final te han abandonado las fuerzas y el Señor te ha llamado a su lado.

Hasta el último momento has conservado tu buen humor y tu genio que también tenías bastante, te gustaba recordar tu juventud y nos cantabas canciones de sus años mozos; recordabas perfectamente el padrenuestro, por supuesto el antiguo que ya no tenías edad para aprender el nuevo. Siempre pendiente de la salud de los tuyos y de tus vecinos.

Has sido extraordinaria en muchas cosas: apasionada del ganchillo que hiciste hasta los 98 años ¡y sin gafas!, te operaron de cataratas con 100 años y el microondas y el mando de la tele para ti no tenía secretos.

Quién te iba a decir que vivirías tanto habiendo recibido tu primera extremaunción a la edad de 17 años, y que serías año tras año la principal protagonista del homenaje a los mayores; con el reconocimiento de nuestras autoridades, que te visitarían todos los párrocos de la zona y hasta nuestro Obispo D. Francisco Cerro, que lo ha hecho en varias ocasiones y la última fue el domingo de resurrección.

Descansa en paz querida «tía Gabriela», hemos tenido la inmensa suerte de tenerte entre nosotros durante tanto tiempo que parecía que nunca nos dejarías, al final te has ido plácidamente sin ruidos, pero tu recuerdo quedará entre nosotros ; pedimos a Dios por ti, pide tú a Dios por nosotros.

Victoria Jareño