2 diciembre 2020
Raíces: Sierra de Fuentes II

Hacia la cumbre de El Risco ,punto más alto de la Sierra de la Mosca, con sus 664 m., se encamina el viajero una vez más .Gatea el coche con coraje por la pista empinada, no muy apta para cardíacos precisamente. Para otros tiempos, felizmente vividos por estos andurriales ,queda la célebre Verea empiná, que subíamos, entonces sin especial esfuerzo, niños y jóvenes en los lejanos años setenta del siglo pasado. Hoy una nieve desconocida visita las sienes del viajero, pero le queda un corazón entero y agradecido para saludar ,una vez coronada la cumbre, al Santo Cristo que ,fiel como siempre, acoge a los peregrinos en su ermita, con los brazos liberadoramente abiertos.
Estas alturas de El Risco estuvieron habitadas ya en la Edad del Bronce final e inicios de la Edad del Hierro, como lo atestiguan diversos objetos arqueológicos por aquí encontrados .En búsqueda de raíces espirituales, es muy sugerente la pieza de bronce, aquí recogida, que representa una garra de felino y que parece debió pertenecer al soporte de un Timiaterio, un incensario o quemaperfumes de tipo cultual. Los que saben de estas cosas resuelvan con mayor certeza.
La ermita, sencilla y recoleta ,resalta su blancura entre las rocas circundantes y su fachada y espadaña presiden una regular explanada, que sirve muy holgadamente para las celebraciones en la bajada y subida del Santo Cristo al pueblo y viceversa . Un olmo viejo hace guardia centinela en plena explanada.Muy bien cuidada, alberga la imagen del Señor en su nuevo y artístico retablo, obra en madera de castaño de la tierra, junto con la hermosa cúpula, de un generoso carpintero de la localidad, Manuel Polo García, quien con manos y corazón de poeta, quiso así dar gracias al Divino Señor de El Risco.
Ermita, explanada y alrededores componen un espacio único para sosegadamente estar, además de un mirador excelente hacia la ZEPA y Los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes. únicos los atardeceres sangrantes, contemplados más de una vez desde este balcón extremeño.
Esta santa imagen del Señor, imán que atrae los ojos y el corazón de los sierrafuenteños, atrajo poderosamente la atención, en pleno Siglo de las Luces ,el siglo XVIII, de un santo varón y sacerdote cacereño, el Padre Rosalío Berrocal. Nace en el verano de 1.720.Es consagrado como presbítero con 25 años en 1,745. Pasa sus primeros años sacerdotales en las parroquias de la ciudad siendo, para quienes le ven, un ejemplo de coherencia de vida y espiritualidad eucarística: pasaba noches enteras en la Iglesia de San Mateo en oración contemplativa, como preparación para la celebración de la Eucaristía mañanera. El día se lo pasaba visitando enfermos en los hospitales de la ciudad. Descubre que los enfermos contagiosos eran rechazados y, sin más, funda un muy sencillo hospital para incurables y rechazados. La buena gente reacciona y le apoya con donativos y materiales. él, por las calles, lo mismo recoge enfermos para atenderles que cadáveres abandonados para sepultarlos. La Misericordia y La Compasión con los pobres y excluidos no le dejaban en paz. Su relación con estos lugares de El Risco, en pleno S. XVIII, merece un capítulo aparte, que Dios mediante abordaremos.
Muchas y muy hermosas fueron las experiencias vividas con grandes y chicos por el viajero en esta ermita y sus contornos, durante el tiempo en que sirvió pastoralmente a la comunidad cristiana de Sierra de Fuentes. Eco lejano de aquellas vivencias puede ser este breve poema, con el que quiere terminar esta entrega:
Voces lejanas,/sonidos que conozco/ Olmo viejo renacido en la explanada,/murmullo de la brisa entre las hojas/-va herido de amor el viento esta mañana-hoy siento con vosotros nostalgia de otras voces,/morriña de otros ojos/» de mi alma en el más profundo centro».
En alguna oquedad ,entre las rocas,/se quedó la presencia y la luz y la sonrisa./Misterio de las cosas: todo es a mi alrededor una llamada/ que grita nombres, juegos y canciones compartidas./ Pura ilusión que rompe entre murmullos/ mi silencio interior.
¿Cómo contaros ,sin destruir la magia de este encuentro,/ la alegría de haberos conocido?.
Hoy sé que soy un hombre entre los hombres.
Continuará. Paco Neila.
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