Resumen de la Semana de Oración por la Unidad

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El día 25 de enero hemos terminado el octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, habiéndolo podido celebrar juntos, online, con nuestros hermanos cristianos protestantes y ortodoxos. «Somos una Iglesia… una sola Iglesia», aunque humanamente la tengamos dividida.

El martes 18 fue el primer día y nos hizo la reflexión D. Samuel Arnoso, un amable pastor gallego, que vivió algunos años en Extremadura. Nos habló sobre «Tú nos alzas y nos atraes hacia la plenitud de tu luz». Nos dijo que el Espíritu Santo vino para quedarse con nosotros; es el sucesor de nuestro Señor Jesucristo… es nuestro abogado de oficio, que vino para guiarnos en la vida.

Nos siguió diciendo: el Señor nos va abriendo los ojos; nosotros no tenemos la verdad absoluta, sino que ésta la tiene Jesucristo. Cuanto más cerca vivamos de él, más lo conoceremos y más llegaremos a parecernos a él.

El segundo día, el miércoles 19, estuvimos con el valiente presbítero extremeño D. Juan Larios, que estuvo en la pantalla para hablarnos y removernos sobre ¨La humildad del rey destruye las murallas y reconstruye con amor». Nos colocó en el fundamento del mensaje de Jesús de Nazaret que es el amor a Dios en el servicio de ayuda a los demás.

Nos decía que el Evangelio hay que vivirlo en comunidad y no solos por nuestra cuenta. Jesús nos ofrece una alternativa: abandonar los privilegios poniéndonos al nivel de los más pobres. Por encima de las demás cosas él busca a la persona y en su mensaje sobre todo nos dice, que busquemos a Dios amando como él hizo.

El jueves 20 como tercer día nos sosegamos con la Oración de Taizé en el Seminario diocesano, acompañados de los seminaristas, profesores y de las religiosas hijas de Santa María del corazón de Jesús. Escuchamos la Palabra de Dios, la meditamos en silencio y le alabamos con los cánticos de esta comunidad interconfesional de Borgoña tan unida al ecumenismo.

El cuarto día, viernes 21, bajo el lema «Aunque pequeños y humillados, nada nos falta» el grupo del Monasterio invisible de la Unidad de esta delegación dirigió la oración. Leímos de la Palabra de Dios el maravilloso salmo 23 «El Señor es mi pastor». Escuchamos a Lucas 12, 32-40 «No tengáis miedo, pequeño rebaño…». Y oramos con el sacerdote francés Paul Couturier, pionero católico en el ecumenismo, fallecido en 1953.

El sábado 22, quinto día, fue el pope ortodoxo rumano D. Juan Cupsa, el que junto a su mujer Gabriela, su hija Marina y Belisa, una joven de su comunidad, nos guió por esta plegaria interconfesional que estamos realizando durante toda la semana.

Comenzamos rezando el Padre Nuestro que es la oración que nos une a todos los cristianos y bajo el lema «Guiados por el único Señor» nos fueron explicando como son las Iglesias ortodoxas, tanto las ortodoxas orientales llamadas apostólicas como las ortodoxas occidentales o bizantinas.

Este año ha sido el Consejo de Iglesias del Próximo Oriente el que ha preparado la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos y esta familia ortodoxa nos ha contado de las buenas relaciones que tiene su Iglesia con todos estos cristianos del Oriente Próximo.

El sexto día de la semana, el domingo 23, celebramos el octavario por la Unidad de los cristianos con una «Misa Joven» en la ermita de Ntra. Sra. de la Paz junto con la delegación de Pastoral Juvenil y Universitaria. La bella y acogedora eucaristía estuvo acompañada por cánticos del grupo Hakuna.

El lunes 24, séptimo día, tuvimos con nosotros a D. Mariano Arellano, entrañable pastor gaditano, que con el lema los «Dones de la comunión» nos introdujo profundamente en la lectura de Hechos 3, 1-10.

Se adentró en el significado de la curación del cojo de nacimiento por Pedro y Juan y sobre todo cómo a este creyente discapacitado, excluido por los otros creyentes, los apóstoles le restauran su dignidad como persona.

Y llegamos al último día, martes 25, que tenía que habernos hablado fray Miguel ángel Coronado, franciscano del equipo de nuestra delegación, «De las rutas cotidianas de la división, a los nuevos caminos de Dios», pero no pudo hacerlo por una situación imprevista. En su lugar tuvimos una oración y un resumen de la Semana, realizando una pequeña evaluación de lo que nos ha supuesto a todos.

Terminamos recibiendo la bendición del pastor D. Samuel Arnoso y la bendición en «lengua sindebele» del misionero D. Nemesio Frías, que ha estado muchos años en Zimbabue. Fue un final inesperado y enormemente emocionante.

Agradecemos mucho el cariño y la disposición que nos han prestado todas las personas que nos han acompañado día tras día durante esta Semana, con grandes deseos de Unidad y Fraternidad. Juntos, «hemos visto Su Estrella en el Oriente». Dejemos que sea Su Luz la que guíe nuestros pasos.

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