SALVATIERRA DE SANTIAGO ACOGIÓ EL RETIRO DE CATEQUISTAS DEL ARCIPRESTAZGO DE MONTÁNCHEZ

Después de haber enviado a todas las parroquias del arciprestazgo el cartel de sensibilización, con el lema «Acogiendo la presencia que nos viene de lo Alto«, las Catequistas de nuestro Arciprestazgo fueron llegando paulatinamente el 17 de noviembre a Salvatierra para vivir el Retiro de Adviento. Una mañana mitad frío, mitad niebla, nos envolvió, para descubrir dentro del Templo parroquial que la presencia de Dios es la única que devuelve el calor al corazón, porque es la única presencia que nos habla de un Amor lleno de autenticidad y de sencillez.

Aproximadamente 28 catequistas, de diferentes pueblos, acompañadas por algunos sacerdotes, comenzamos endulzándonos con un «bombón»; y enseguida, D. Paco Neila y Carmen Fuentes nos hicieron entrar en el Retiro con la oración-reflexión de la Parábola de la semilla. Tras esa primera parte, hicimos un ratito de descanso para compartir un paseo y contarnos cómo cada uno se va preparando para la Navidad.

La segunda parte del Retiro, consistió en la presentación de la Carta Pastoral «Pasión por la catequesis», de la mano de don Paco Neila. él fue desgranando cada parte de dicha Carta, en la que fuimos saboreando la importancia de la misión que se encomienda a cada Catequista en la parroquia, y los retos para los tiempos nuevos.

Finalmente, compartimos un aperitivo en la Casa Parroquial de Salvatierra, acompañado, por supuesto, de nuestros villancicos y de un ambiente precioso de fraternidad que reinó durante todo el Encuentro.

Agradecemos a don Paco Neila, a Carmen Fuentes y a la Delegación de Catequesis el esfuerzo y el entusiasmo. Un agradecimiento especial a todo el pueblo de Salvatierra que con tanto cariño nos acogió, a las personas que limpiaron la Iglesia para que estuviese deslumbrante, y a Angélica -catequista de Salvatierra por su esfuerzo. Pero especialmente gracias a todas las Catequistas de cada parroquia del arciprestazgo que, día a día, dan lo mejor de sí a nuestros niños y a nuestros jóvenes.

Roberto Rubio Domínguez