TESTIMONIO DE UN PEREGRINO A TIERRA SANTA

Se acercan las entrañables fiestas de Navidad. Vienen a nuestro corazón recuerdos entrañables del nacimiento del Hijo de Dios en Belén. Nos ponemos allí, de rodillas, ante la Gruta del Nacimiento de Jesús y damos gracias por este inmenso milagro del Amor de Dios a los hombres que se hace presente cada día en nuestra vida, en cada eucaristía. Recemos especialmente estas Navidades por los Santos Lugares.

Os ofrecemos el testimonio de Máximo Rivera Calvo, uno de nuestros peregrinos, con el que hemos compartido tantos momentos inolvidables en nuestra peregrinación a Tierra Santa.

«Del 6 al 13 de Noviembre asado hemos hecho una Peregrinación a Tierra Santa, un grupo de 35 personas en su mayoría de la Diócesis de Coria-Cáceres, otras venidas de Tenerife, de Madrid, etc. Nos presidió la peregrinación y nos animó en la fe nuestro Obispo D. Francisco Cerro y dos sacerdotes, D. Jaime Rubio y D. Juan Carlos Vega, este último de la Diócesis de Tenerife.

Los 3 primeros días en Galilea, siguiendo los pasos de Jesús; donde empezó todo. Visitamos Caná de Galilea, donde Jesús realizó su primer milagro y 5 matrimonios de los asistentes renovamos las promesas matrimoniales. Fuimos al lago Tiberíades, Mar de Galilea, con tantos episodios protagonizados por Jesús y que nos narran los Evangelios. Yo le imaginé andando sobre el siempre encrespado pequeño mar, reclutando a sus discípulos en su orilla, enseñando y haciendo milagros. Y a mí que me dice: «¡VEN!»

Nazaret, con su Basílica de la Anunciación, nos llevó a entender el gran amor de Dios a los hombres: VERBUM CARO HIC FACTUM EST; «aquí el Verbo se hizo carne».

Y 3 días en Jerusalén y Belén. Antes de llegar a Jerusalén, renovamos las promesas bautismales en el río Jordán, en el lugar donde fue bautizado Jesús.

Belén y la gruta del nacimiento. Allí yo entendí que Jesús nace también en mi corazón y en cada uno de nosotros, si le dejamos.

Jerusalén, entrada triunfal. Nosotros entramos cantando el Salmo: ¡Qué alegría cuando me dijeron. . . !

Con muchos peregrinos venidos de todo el mundo, visitamos los lugares más emblemáticos de Jerusalén. Los de la Pasión y muerte y Resurrección de Jesús: Getsemaní, Gólgota, Santo Sepulcro y Monte de los olivos, donde asciende al Cielo, con la promesa de que estará siempre con nosotros.

En todos los lugares donde estuvo, yo le he imaginado cercano, mirándome. A partir de ahora, cuando lea el Evangelio, va a ser él quien me hable. Esta maravillosa peregrinación nos ha llenado a todos de inmensa alegría».


Jaime Rubio. Delegado Peregrinaciones

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