19 junio 2014
Una tregua en nuestro caminar

El día dieciséis de Junio, la Casa de la Iglesia de la Vicaría de la Zona Norte de la Diócesis, acogía a dos grupos numerosos que durante el curso han estado llevando a cabo su misión en los distintos pueblos de la Zona; era el momento de reunirse con el Sr. Obispo y demás personal: Sr. Vicario, responsables, sacerdotes, etc., que han estado al tanto de la misión de estas personas, de evaluar, de seguirse formando, y sin duda, coger fuerzas para el próximo curso, en el que nos espera ya, de lleno, el XIV Sínodo Diocesano, al que hemos de hacerle frente con entrega, espíritu de trabajo, oración, todo para «buscar, renovar y fortalecer la fe, para hacer crecer el Reino, en esta «nueva etapa evangelizadora»», tal como rezamos en la oración por este evento.
A las cinco de la tarde, se reunían los ministros extraordinarios de la Sagrada Eucaristía, en un número aproximado de unas setenta personas y llegados de las distintas parroquias que componen nuestra Vicaría; después de la acogida y oración, el Sr. Obispo les dio una charla de formación, puesto que se trata, no solo, que repartan el Cuerpo de Cristo en sus lugares correspondientes, sino que además, la misión tan bonita que tienen, la ejerzan con dignidad y compromiso cristiano; terminaron con el rezo de Vísperas en la Catedral, la Celebración de la Eucaristía e institución de nuevos ministros.
A partir de las ocho de la tarde, acudía el segundo grupo, también citado a la Casa de la Iglesia, con la aproximación de unas sesenta personas: Eran los catequistas, que durante el año, han estado preparando a los jóvenes para recibir el Sacramento de la Confirmación, en sus respectivas parroquias ó en la Catedral, tal como lo hicieron el día 22 de Junio, día de Pentecostés un buen número de jóvenes. Se trata de cerrar un curso, que siempre supone ilusión, a la hora de encaminar en el compromiso cristiano a aquellos que se abren a la vida, y a la vez, supone dificultad, porque no siempre se encuentra en los confirmandos una actitud de entrega y generosidad en su buen hacer de miembros fieles a Dios y a la Iglesia.
En todas nuestras parroquias, llega el momento de finalizar nuestras tareas de curso; la misión de los ministros extraordinarios de la Eucaristía, sigue durante todo el año, puesto que acercarnos a recibir al Señor, lo hemos de hacer siempre, mientras que las otras acciones pastorales, siempre pueden dar lugar a una pequeña tregua. Este cese de actividades, ahora, durante el verano, nos sirvan para el descanso y para que el próximo curso lo comencemos con mayor alegría, entrega y generosidad, en bien nuestro y de los diocesanos.
Román Fernández Martín
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