3 enero 2017
Vigilia de la Sagrada Familia en Cáceres

Bajo el lema Vivir la alegría del amor en la familia, el pasado viernes 30 de diciembre celebramos el día de la Sagrada Familia, que suele ser el domingo después del día de Navidad menos cuando coincide con Año Nuevo, como este año. En la zona sur de nuestra diócesis, la Delegación de Familia y Vida preparó la ya tradicional Vigilia de la Sagrada Familia en la Concatedral de Santa María en Cáceres. Participaron distintos movimientos y realidades eclesiales de nuestra diócesis que colaboran habitualmente con nuestra Delegación.
La Concatedral se llenó de familias con todos sus miembros: abuelos, padres, jóvenes y niños. Durante la Vigilia, además de rezar las Vísperas y celebrar la Eucaristía, escuchamos el testimonio de una familia de nuestra diócesis que ha estado en China como misionera. Todos los matrimonios renovamos las promesas matrimoniales y terminamos con una bendición a las embarazadas y a todos los niños que asistieron a la Vigilia.
Este año ha presidido el delegado de Familia y Vida, Ramón Piñero, ya que nuestro obispo, Don Francisco Cerro, estaba en Tierra Santa. Especialmente interesante fue la homilía en la que se recalcó la idea de la provisionalidad de la cultura en la que hoy vivimos en la que pasamos de una relación afectiva a otra, valorando sólo la sensación de utilidad que ésta nos produzca. Frente a esta inestabilidad, se nos presenta la familia como comunidad de vida y amor que no acaba en sí misma, sino que crece hacia una familia extensa, hacia abuelos, tíos y otras familias.
«La alegría del amor en la familia» hace que el amor se expanda a los que se encuentran alrededor para generar una cultura del encuentro frente al «individualismo de estos tiempos, que a veces lleva a encerrarse en un pequeño nido de seguridad y sentir a los otros como un peligro molesto» -AL, n.187.
También se denunció la falta de ayuda social que tienen las familias en nuestro país, la dificultad de la conciliación y la falta de políticas que promocionen la vida, su protección y desarrollo. Pero, sobre todo, destacó la importancia de saber que la alegría del amor en la familia no está reservado a las familias perfectas, sino a las que, conociendo su debilidad, buscan la voluntad de Dios para ser santas.
En definitiva, esperemos que no sólo este día, sino todos los días del año no falte una oración por la familia en nuestra diócesis.
Adela Piñero
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