9 agosto 2010
San Roque patrón de Cañaveral

La comunidad cristiana de Cañaveral confirma a San Roque como patrón secular de su localidad. Los actos comenzaron el 6 de agosto con una novena y concluirán el lunes 16 con la fiesta en su honor. D. Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres, presidirá la Eucaristía y la procesión que darán comienzo a las 11:30 h. del Lunes y con las cuales el pueblo de Cañaveral renueva su devoción y adhesión al patronazgo de San Roque.
Para preparar los actos de este evento, D. Francisco escribió una carta a los fieles cristianos de Cañaveral, que se recoge en su programa de fiestas y que ahora reproducimos íntegramente:
SAN ROQUE, PATRON DE LA COMUNIDAD CRISTIANA DE CAñAVERAL
San Roque es uno de los santos que ha suscitado mayor devoción entre los cristianos. A lo largo de los siglos se han multiplicado los templos elevados en su honor y artistas como Rubens o Ribera han inmortalizado con sus pinceles diversos momentos de su vida. Todos le reconocemos fácilmente en sus imágenes con hábito de peregrino, mostrando las llagas y asistido solícitamente por un perro que le lleva el alimento en su boca.
1. San Roque fue peregrino porque su vida discurrió por los caminos de Francia e Italia durante el siglo XIV. Nacido en la ciudad francesa de Montpellier, quedó huérfano y vendió la herencia familiar para entregar sus bienes a los pobres. Roque puso literalmente en práctica el consejo de Jesús al joven rico: «anda, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres; y ven después y sígueme» -Mc 10, 21 y su seguimiento de Cristo se hizo camino en busca de los más necesitados para socorrerlos y enseñarles la doctrina cristiana.
El primer peregrino fue Jesús y tras sus huellas ha de marchar San Roque y todo cristiano: «Te glorificamos, Padre Santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor. Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan» -Plegaria Eucarística V.
2. En el hospital de la ciudad italiana de Acquapendente, San Roque se puso al servicio de los enfermos de peste, la enfermedad que sacudió toda Europa en el siglo XIV provocando miles de muertos al tiempo que reacciones de profunda espiritualidad e inspiración cristiana. En el camino de regreso a su país continuó al servicio de los enfermos y en la ciudad de Piacenza él mismo quedó contagiado. Por eso se retiró a un bosque en las afueras de la ciudad, donde recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo.
Leemos en el Santo Evangelio que el buen samaritano se comportó como «prójimo» de aquel hombre a quien los bandidos habían robado y dejado herido en el camino de Jericó porque «usó con él de misericordia» -Lc 10, 37. La Iglesia reconoce en Cristo al buen samaritano que «se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza» -Prefacio común VIII. Por eso, como San Roque, a lo largo de los veinte siglos de vida de la Iglesia han sido muchos los hombres y mujeres que han expresado su seguimiento de Cristo acercándose a los miembros más necesitados de su Cuerpo Místico.
Felicitamos a la comunidad cristiana de Cañaveral por haberse acogido al patronazgo secular de San Roque y por las iniciativas que han contribuido felizmente a que este año dicho patronazgo sea confirmado y acogido de nuevo con ilusión rejuvenecida y esperanza firme.
Agradecemos a San Roque que nos recuerde que Dios también está cerca de nosotros cuando recibimos la sacudida del dolor y de la enfermedad. Y le pedimos que nos ayude a vivir estas situaciones con serenidad y paz, agradeciendo el servicio de los que nos ayudan. Que no olvidemos que nuestra vida es avanzar por el camino de Jesucristo, sirviendo y amando desde la pobreza. Y que siempre luchemos contra todo lo que degrade y destruya la dignidad humana y la convivencia social.
Como hicieron los cristianos del pasado, también nosotros tenemos la responsabilidad de volver a encontrar las raíces que nos permitan desempeñar nuevamente una tarea evangelizadora y, por tanto, civilizadora. Desde esta perspectiva, tiene una renovada actualidad recordar el patronazgo que San Roque ejerce sobre tantos lugares del orbe cristiano. Y no olvidemos que todo comenzó por su camino de conversión en la fidelidad, la soledad y el silencio.
Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres
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